¿Te has dado cuenta de que en Barcelona se están batallando unas verdaderas #RamenWars? Pues, ojo, porque nuestra aspirante al trono se llama Madame Ramen.
Será que todos andamos con el mono de «Juego de Tronos» o será porque en la Ciudad Condal nos gusta un buen chorreo de épica y grandilocuencia… Será por lo que sea, pero ¿no os parece que últimamente se están librando unas verdaderas #RamenWars en Barcelona? Y no lo digo solo porque, poco a poco, la geografía de esta ciudad se esté sembrando de lugares que ofrecen ramen como especialidad distintiva, sino que realizo esta afirmación más bien porque es que no hay día en el que abra mi Instagram en el que no me encuentre con varios de mis colegas compitiendo descaradamente para ver quién cuelga el mejor fotón de un buen bol de ramen. Convenientemente etiquetado, claro, para que todos sepamos en qué lugar de Barcelona se cocina la maravilla en cuestión.
Mi aportación a esta #RamenWar ha sido, por ahora, una y solo una: Madame Ramen. Si realmente estuviéramos en «Juego de Tronos«, Madame Ramen sería la Daenerys en la que pondría mi confianza ciega para que barriera del mapa al resto de contrincantes y se dedicara a gobernar con sabiduría en todas las tierras de Poniente. Y, si alguien se está preguntando aquí y ahora de dónde me sale esta lealtad tan loca, tendrá que esperar un poquito… Porque, como en cualquier episodio de la serie de televisión, ahora toca guardar el misterio un ratito más y empezar por el principio.
Un principio que, en el caso de Madame Ramen, viene dado por la sabia mano de Fernando Abras, quien creó el concepto de este espacio tras haber ganado experiencia en lugares como Suculent y La Taverna del Suculent y después de haber trabajado en diferentes proyectos junto a Carles Abellán. La idea de Madame Ramen es, evidentemente, darle cañita brava al ramen… pero no quedarse ahí, sino dejarse empapar por el espíritu del barrio en el que se encuentra, el Raval, a la hora de practicar el mestizaje más desvergonzado y sano. Al fin y al cabo, ¿no surgen del mestizaje algunas de las mejores propuestas culturales y gastronómicas del siglo 21?
Pues eso vuelve a pasar en Madame Ramen: solo hace falta cruzar la puerta de entrada del local situado en el número 22 del Carrer d’en Robardor (justo al ladito de la Rambla del Raval) para notar que no nos encontramos ante uno de esos lugares que intentan mimetizar la estética oriental olvidándose el alma por el camino. En Madame Ramen, por el contrario, hay barra libre de alma, y es un alma que viene dada por la mezcla de toques orientales en el interiorismo de Antonio Iglesias con locuras sublimes como un mural de Asis Percales con temática «ramenravalera«, diferentes retratos en las parades de Madames icónicas como Carmen de Mairena u Ocaña obra de Miguel Pacheco o un work in progress muy especial: un mural del fotógrafo y street artist Teo Vázquez.
Y aquí llegamos al twist en el que revelo el motivo por el que me he propuesto convertirme en Meñique y conspirar contra todos los rivales hasta que Madame Ramen llegue al trono de esta #RamenWar: porque, fundamentalmente, cada vez que veo cazón en adobo en una carta me vuelvo literalmente loco. Ahí están mis raíces andaluzas, latiendo con fuerza, recordándome todas las veces que mi madre me cocinó este plato o todas esas otras ocasiones en las que lo comí en un bar justo en la playita de Cádiz. Lo que me obliga a lanzar una cuestión al aire: ¿te estás preguntando qué carajo hace un plato de cazón en adobo en la carta de un lugar especializado en ramen?
Pues ahí está la gracia del concepto de Fernando Abras: Madame Ramen es una taberna asiaticoandaluza como no existe otra igual en la ciudad de Barcelona. Esto implica que en el menú puedes encontrar varios bols de ramen y que, de hecho, el más interesante de todos ellos venga aderezado con un chorrito de vinagre de jerez, de la misma forma en la que se suele clarificar el caldo andaluz. También puedes encontrar excelentes pokes (sin lugar a dudas, el otro gran plato de moda en la Ciudad Condal) y gyozas diversas, pero todas estas delicias orientales conviven con croquetas y verdaderas tapas andaluzas, además de variantes como la enloquecedora versión del bao de cerdo cantonés usando mollete como pan.
Mucho ojito también con los postres (con especialidades como el cheesecake de matcha o el sorprendente helado de taro) y con una carta de bebidas pensada para sorprender al comensal con desafíos elocuentes como la limonada natural Thai o la Ginger Beer japo style… ¿Todavía no te he convencido para que te apuntes a estas #RamenWars como parte del ejército de Madame Ramen? No pasa nada. Me queda la conciencia tranquila porque, al fin y al cabo, sé que solo hace falta que visites este restaurante para que caigas rendido ante los encantos de esta Daenerys con pintas orientales pero acento andaluz. [Más información en el Facebook de Madame Ramen]