Acabamos de vivir el muy vibrante Clásico Barça vs. Madrid… Y nuestra sección La Liga (para dummies) te explica lo que nadie más se ha atrevido.
Hay Liga… Claro que hay Liga. Esta vez el Clásico entre Real Madrid y Barcelona disputado en el Santiago Bernabéu sí respondió a las expectativas: hubo una buena cantidad de oportunidades, ataques y contraataques, magníficas paradas de ambos porteros, emoción hasta el instante final y muchos goles. Su resultado, además, iba a decidir el futuro del campeonato: si vencía el Real Madrid, se metería el título en el bolsillo; si lo hacía el Barça, volvería a ser líder de la clasificación empatado con los blancos en la cabeza (aunque estos aún tienen su partido contra el Celta de Vigo pendiente) a falta de sólo cinco jornadas.
Y ocurrió lo segundo: 2-3 para los azulgrana sobre la bocina, con actuación estelar de Messi y con Neymar en casa al estar sancionado. Eso sí, el brasileño festejó a lo grande tan importante victoria.
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NOVENTAYMESSI. En los últimos tiempos, ha surgido en el universo madridista un neologismo a raíz de la tendencia de Sergio Ramos de marcar en los finales o en los descuentos de los partidos para salvar el culo del Real Madrid: noventayramos. El palabro no es nada original, pero ha calado hondo entre la parroquia merengue, que creía que el defensa iba a repetir gesta contra el Barça.
No tuvo la ocasión al ser expulsado, así que daba la sensación de que nadie sería capaz de hacer algo similar para romper el 2-2 que parecía definitivo… Hasta que emergió Messi para culminar su estratosférica actuación, que incluyó jugar parte de la primera mitad con una gasa para tapar una hemorragia labial tras recibir un codazo que iba pasando de la boca a la mano. Así anotó su primer tanto, agarrando el trapo ensangrentado, tal y como puede verse en la imagen que encabeza este artículo.
Más adelante, al borde de la conclusión, en el minuto 92, Messi remató a la red la última jugada del choque. Literalmente, porque con el gol se acabó el partido, el Real Madrid probó su propia medicina y el argentino agrandó su gigantesca leyenda. La imagen de su celebración exhibiéndose frente al graderío merengue ya forma parte de la historia de la Liga.
SERGIO RAMOS BLA, BLA, BLA… Una de las claves del Real Madrid–Barcelona fue la citada expulsión del madridista Sergio Ramos. Se veía venir: el ambiente caldeado, la tensión en el terreno de juego y el permisivo y casero arbitraje propiciaron que a Ramos se le fueran los dos pies por delante en una dura entrada sobre Messi. Falta, tarjeta roja directa y a la calle. El sevillano estaba tan caliente que el objeto de su ira fue Gerard Piqué, siempre atento a las polémicas arbitrales en torno al Real Madrid, como dejó claro al terminar el Clásico.
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Mientras abandonaba obligatoriamente el terreno de juego, Sergio Ramos no dudó en buscar a Piqué y dirigirse a él recordando anteriores dardos verbales contra el Real Madrid. Sus gestos podían haberse interpretado de varias maneras: “A ver quién la tiene más grande”, “Pilar Rubio se sabe más decimales del número pi que Shakira” o “Nos vemos fuera que te voy a…”. En cualquier caso, su rabieta no le sirvió para evitar una expulsión indiscutible.
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EL TRAJE DE LUIS ENRIQUE VS. LAS MECHAS DE CRISTIANO. Antes de que Messi deslumbrara a todo el mundo con sus regates y sus goles, hubo un elemento que cegó la vista de los espectadores (tanto en el estadio como por la televisión) cada vez que fijaban la mirada en él: el traje que vestía Luis Enrique, semi-plateado y de corte ochentero. No se sabía muy bien si el entrenador culé había llegado al Santiago Bernabéu directamente de una boda después de brindar bebiendo cava de un zapato de la novia o de una actuación con la orquesta Suavecito en la verbena de Santa Eulalia.
El caso es que el asturiano no nos tiene acostumbrados a lucir esta clase de atuendos, mucho menos cuando intenta imitar el elegante estilo de Pep Guardiola. Así que habrá que recurrir a la sapiencia de nuestros compañeros de la sección de moda para que juzguen tan llamativa vestimenta. ¿Up o down?
Aunque el trajecito no fue el único destello hortera del Clásico. El otro vino de la mano de Cristiano Ronaldo, perfecto conocedor de que todo Real Madrid–Barcelona es un escaparate. Como buen maniquí que es (en todos los sentidos), decidió lucir un nuevo peinado que recordaba al de sus inicios en el mundo del fútbol, cuando aún no se había arreglado la dentadura y tenía la cara erosionada por el acné.
Sus pelos tintados en color dorado fueron lo más reseñable de sus apariciones durante el partido, un constante ‘quiero y no puedo’ que le acerca cada vez más a compartir espacio con su figura de cera que preside su museo o con el busto que da la bienvenida al aeropuerto de Madeira. Eso sí, puede que gracias a él vuelva a extenderse la estética capilar masculina tan de moda a principios de los 2000 iluminada por unas mechistas… Pedimos otra vez a la sección de moda de Fantastic que exprese su veredicto.
LAS PATATAS QUE SE COMIÓ ISCO. Hace unas semanas surgió una de tantas discusiones futboleras que se hacen virales, entretienen al personal y los medios deportivos convierten en noticia. Isco, jugador del Real Madrid, protagonizaba una imagen en la que se le veía comiendo alegre y relajadamente con un grupo de amigos… una bolsa de patatas fritas del Barça.
En aquel momento, tal estampa se tomó como un guiño a un club por el que, tal como se rumoreaba, podía fichar en el futuro, asunto que él mismo trató de zanjar.
Que no me voy al barça pesados!! Con la foto queria decir que nos lo vamos a comer con patatas😉 #HalaMadrid!!
— ISCO ALARCON (@isco_alarcon) April 6, 2017
Sin embargo, el tuit se le volvió en contra cual boomerang y tuvo que comerse la derrota de su equipo a pelo y sin patatas que llevarse a la boca. Además lo hizo desde el banquillo, mientras observaba cómodamente sentado cómo el Barcelona se tragaba una bolsa llena de merengue.
SOTO DEL REAL (MADRID). Ya lo afirmó Piqué en su momento: en el palco del Santiago del Bernabéu es donde se mueven realmente todos los hilos… Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, es capaz tanto de afinar lo que sea necesario para que sople el viento a favor de su club como de rodearse de insignes amistades. En su elitista mundo, todo es posible.
Hay una gran tentación en dibujar la línea que une ciertas tramas corruptas, políticos de dudosa moralidad, magistrados que cojean de la pata derecha y una de las empresas constructoras más grandes de España presidida por el máximo dirigente blanco. Pero mejor no sacaremos el tramabús balompédico, porque su destino sería la zona noble del Bernabéu y posiblemente nos meteríamos en un lío… Sólo diremos que estos últimos días no han sido precisamente los mejores para salir de casa como aficionado del Real Madrid, militante del PP y director de La Razón.