The Wave Pictures siempre han sido un grupo de sota, caballo y rey: discos como churros, personalidad rockera con reminiscencias punk y canciones que parecen salidas de un garaje en el que uno se siente eternamente adolescente. Han marcado su propio camino dentro de la escena alternativa, haciendo lo que les ha venido en gana en todo momento, desde colaboraciones con Herman Dune hasta homenajes a Daniel Johnston. Su última aventura es “Great Big Flamingo Burning Room” (Moshi Moshi Records, 2015), y para componerlo han tenido a bien dejarse guiar por el artista multidisciplinar y leyenda del lo-fi Billy Childish.
El disco empieza con un tema corto e intenso, al más puro estilo surfero, incluyendo coros, guitarrazos y una producción propia de otra época. No en vano para grabar el álbum han utilizado el equipo original de Childish: amplificadores Selmer e instrumentos de los años 60. Y esto, tratándose de The Wave Pictures, es toda una declaración de intenciones. Han venido a divertirse con cacharros únicos, casi piezas de museo, con los que conseguir un sonido más directo y grunge, si cabe, al que ya nos tenían acostumbrados.
Con esto en mente, el trío liderado por David Tattersall ha compuesto una serie de canciones muy convencionales en el aspecto formal -incluso “antiguas”- pero sin perder ni un ápice de su personalidad fresca y única. Así, han incorporado armónicas, muchos solos de guitarra y ritmos que recorren la historia del rock del siglo pasado. Sin embargo, en sus manos, todo suena 100% The Wave Pictures. Lo vemos claramente en las versiones de los clásicos “Sinister Purpose” y “Green River” de los Creedence Clearwater Revival. ¿Quién le iba a decir a John Fogerty que sus temas de 1969 podrían sonar modernos en 2015?
También hay espacio para esas melodías pegadizas y esas letras originales que han caracterizado a la banda durante su ya larga trayectoria. Estoy hablando de la contagiosa “I Could Hear the Telephone (3 Doors Above Me)”, de la claroscura “Frogs Sing Loudly in the Ditches” (ese título les delata) o del single “Pea Green Coat”, que desde ya será uno de los momentos más esperados en sus imprescindibles conciertos.
En “Great Big Flamingo Burning Room”, The Wave Pictures han encontrado su propia definición de “madurar”: haber adquirido una capacidad tan extraordinaria para crear canciones que se pueden permitir dotarlas de influencias y sonidos muy dispares sin que se note demasiado. Y lo más importante: sin esfuerzo aparente. Como si se emperraran en decirnos que nunca han salido de un garaje.