OUR Fest no solo se ha revelado como un milagro en el panorama festivalero, sino que su edición de 2024 convirtió a Ourense en la capital del Cool Britannia.
La existencia de un festival como el OUR Fest puede considerarse un milagro. Quizá resulte exagerado afirmar algo así, pero se justifica por varias razones. Para empezar, en su momento se creía que iba a ser un evento efímero de una única edición impulsada por la celebración en Galicia del Xacobeo 21-22. Sin embargo, prosiguió su camino sin abandonar Ourense, que ha resistido frente a otras ciudades con mayor poder de atracción para este tipo de acontecimientos como Vigo, Santiago de Compostela o A Coruña.
Por otra parte, el OUR Fest se desarrolla en la transición del verano al otoño, fase en la que el público -incluso el más devoto y apasionado- prefiere descansar después del ajetreo festivalero de los meses previos. Con todo, los asistentes reservan un último esfuerzo para acudir a la cuidad de las Burgas. Y, en último lugar, su fórmula musical resulta peculiar al aunar a grupos locales, estatales y británicos. Solo británicos, literalmente, de ningún otro origen foráneo.
De este modo, el tercer capítulo del OUR Fest reflejó el empeño por conservar un certamen que ya ha consolidado una identidad distinguible al llevar a Ourense propuestas propias de festivales de mayores dimensiones (Primal Scream, Belle and Sebastian, Suede o Shame) y nombres que difícilmente pasarían por Galicia en otras citas (Melenas, The Big Moon, Metronomy o Baxter Dury) para ver y escuchar de cerca y cómodamente bajo una atmósfera cálida… O, más bien, tórrida, como sucedió a partir del arranque de la tarde del sábado 14 de septiembre entre las paredes de Expourense dado el bochorno que hacía hervir el aire.
Con lo cual, al carácter cuasi milagroso del OUR Fest habría que añadir su aspecto meritorio, porque es toda una virtud lograr que no decaiga la intención de sacar adelante un cartel que este año profundizó todavía más en su especialización enfocada a una audiencia transversal. Dicho de otra forma: sus protagonistas -sobre todo los provenientes de Reino Unido- no estaban hechos para todos los oídos. Antes de catarlos en directo se requería cierto conocimiento, a pesar de ser de sobra populares en la esfera alternativa; o, en su defecto, capacidad de sorpresa para absorber como una esponja sonidos poco probados previamente dentro del ámbito indie-pop-rock.
Desconcierto nacional
Caballo Prieto Azabache han sido uno de los grupos que más han llamado la atención durante los últimos años en el panorama alternativo patrio, una progresión que culminaron con su estreno en largo, “Nº1”. Su presencia en el OUR Fest 2024 debería haber servido, por tanto, para confirmar en vivo las expectativas generadas y el impacto en el público de su propuesta new wave / post-punk. Aunque se encontraron con un hándicap: tocar a las 17:30.
Seguramente, un turno más tardío habría beneficiado a la banda madrileña encabezada por un gallego, Quique Cruzado, que se esforzó en animar y conectar con sus paisanos aunque estuviesen reunidos casi en familia. Eso sí, energía y brío nos les faltaron a Caballo Prieto Azabache, cuyas frases memorables se clavaron en el cerebro sin compasión: “Tienes la cara de mármol de Carrara”, “Yo te quería a ti por encima de mis ganas de fumar”… Quedó patente que poseen una habilidad especial para acertar en el centro de la diana lírica.
Simultáneamente, el intenso aroma ochentero de su estilo ayudaba a captar el sentido del grupo (“tu banda del barrio”, como rezaba su lema en la pantalla del fondo) y el significado de sus canciones, aunque en ciertos momentos ese detalle jugaba en su contra, especialmente sobre la voz de Quique, demasiado centrado en parecer un miembro perdido de la Movida capitalina rescatado cuatro décadas después. Como contrapunto, los coros compensaban su pretendida gravedad mientras al alimón entregaban buenos estribillos a diestro y siniestro. A pesar de las circunstancias, Caballo Prieto Azabache ofrecieron 45 vibrantes minutos para abrir boca con su particular escuela de calor.
Aunque en el cartel del OUR Fest 2024 predominara -como en las dos anteriores ediciones- el acento británico, probablemente la banda que más fans arrastró a Ourense fue Los Enemigos. Su experiencia se reflejaba en el tipo de audiencia que se dispuso a recibir su sonido rockero de siempre, sucio, desafiante y cazallero, sin edulcorantes ni conservantes. De entrada, Josele parecía inmutable al mando durante “Me Sobra Carnaval” o -cayó pronto- “Septiembre”, interpretada de una manera algo heterodoxa. Fue un espejismo, porque los parloteos de Josele entre tema y tema sugerían que no se encontraba en las condiciones más adecuadas. Y la acústica, tampoco, ya que daba la sensación de que la electricidad se escapaba hacia los laterales del recinto de Expourense.
A Fino Oyonarte le correspondió el papel de sostener la función, como cuando se puso al micro con “No se lo Cuentes”, que multiplicó la impresión de viaje en el tiempo hacia el pasado de muchos de los presentes, ensimismados entre recuerdos de juventud… Lo mismo sucedió con “Sin Hueso” o la emblemática “Desde el Jergón”, con las que se constató una curiosa situación: cuando Josele cantaba y rasgaba su guitarra no se desubicaba, sino que se mantenía entero e incluso con su punto de acostumbrada chulería, como si la inercia evitara su caída y la de sus compañeros.
Los Enemigos no se olvidaron de su disco más reciente, “Bestieza” (“Menos que un Perro”), aunque, en comparación, se impuso su cara más añeja, representada por “Hola Chaval”, por mucho que Josele afirmara que Los Enemigos “no son ni rock, ni and, ni roll” antes de que, otra vez, se dispersara más de la cuenta en el cierre del (des)concierto.
El club de los cuatro (escoceses)
Recurriendo de nuevo al componente de la veteranía, Teenage Fanclub dieron una lección de cómo manejarla a su favor. Su sola presencia sobre el escenario ya trasmitía el aura simbólica (o legendaria) que los envuelve, pero los escoceses no se conformaron con que se redujera a un elemento etéreo, sino que la plasmaron en todas y cada una de sus canciones. Es lo que ocurre cuando una banda de su talla tiene en su haber un pedazo de la historia del pop alternativo británico y dispone de un arsenal de melodías imperecederas. En Ourense, Norman Blake y Raymond McGinley no se guardaron ninguna en los bolsillos.
“About You” sonó a gloria con ambos uniendo sus voces en una sublime armonía, al igual que en “Tired Of Being Alone”. El set de Teenage Fanclub estuvo repleto de piezas para paladear con calma, dejándose llevar por la profesionalidad y la solvencia de unos tipos a los que se les notaba que siguen disfrutando de su trabajo como en la época en que editaron “Badwagonesque” (del que recuperaron “I Don’t Know”) o dos de sus himnos: “I Dont’ Want Control Of You” y “Your Love Is The Place Where I Come From”, expresiones de los polos más guitarrero y más sensible de Teenage Fanclub.
El sol que todavía se vislumbraba en aquellos momentos provenía directamente de Escocia gracias a una ristra de clásicos tan impecables como penetrantes. A saber: “What You Do To Me”, una eufórica “I’m In Love” o, por supuesto, “The Concept”, que levantó a los seguidores más acérrimos. Al contrario de lo que había ocurrido en el turno anterior, las caras de satisfacción eran generalizadas y los corazones se sentían reconfortados. Así que, una vez finalizada la alargada “Everything Flows”, no había duda de que se había presenciado un directo sobresaliente.
Cool Britannia
Miles Kane se empleó a fondo en repetir esa opinión tirando de brit-rock de pura cepa y de la actitud de un músico que, chupa de cuero y rayo dorado teñido en el pelo mediante, sabe mover a la perfección los resortes del género. Podía haber hecho honor al título de su último LP, “One Man Band”, y presentarse en Ourense en solitario desprendiendo feromonas y chorros eléctricos, aunque estuvo arropado por un grupo tan consistente como flexible para que su líder vistiera el traje pop cuando lo necesitara.
Eso sí, su fulgurante arranque con “Troubled Son” anticipaba que se iba a imponer su espíritu más enérgico, como sucede en su mencionado quinto disco, el cual tomó el protagonismo de la primera mitad del show a través de “The Wonder”, “One Man Band” o “Baggio”, en clave híper-vitaminada.
A pesar de que la reciente incursión de Miles Kane en su vertiente más guitarrera resultó eficaz también en vivo, los tramos en que recordó su deseo de perseguir la sombra de Paul Weller cuando debutó con “Colour Of The Trap” en 2011 fueron los más celebrados, caso de “Inhaler”, “Kingcrawler” y, sobre todo, “Rearrange”.
El inglés exhibió músculo sonoro y el carisma típico del área de Merseyside… De ahí que, en el final, pareciera cantarse a sí mismo la frase que da sentido a “Don’t Forget Who You Are”, apoteósica y seguida con los puños en alto como gran himno de pub-rock que es. Quien creyera que la luz de Miles Kane se ha ido apagando con el paso de los años o que solo ha brillado en compañía de Alex Turner en The Last Shadow Puppets recibió una breve pero contundente respuesta en el OUR Fest 2024: NO.
La ola del neo post-punk que germinó hace unos cuantos años en las islas británicas es, contradictoriamente, cada vez menos post-punk. Pongamos algunos ejemplos: IDLES son los más brutalmente punk; Shame han ido introduciendo sangre pop a su furia juvenil; Fontaines D.C. han apostado por el stadium-rock; Squid han decidido volverse más arty e imprevisibles; y, los últimos en llegar a clase, DEADLETTER, intentan mantener la llama del estilo con mayor fidelidad. ¿Y dónde se sitúan Yard Act? Pues, a juzgar por su segundo álbum, “Where’s My Utopia?”, en la dirección que los lleva al punk-funk elevado a la máxima potencia del dance-punk, como corroboraron en Ourense.
Su frontman, James Smith, cogió prestado el apellido Murphy para aproximar a Yard Act a LCD Soundsystem -mirando de reojo a Talking Heads– y disponerse a incendiar el escenario, a pesar de que su aspecto de nerd desaliñado insinuaba lo contrario. Con todo, sin desmerecer los arrebatos de Smith cual saltimbanqui anárquico y la potencia de su banda -que funcionó como una imparable máquina del ritmo- las verdaderas estrellas sobre las tablas fueron sus dos coristas, Daisy Smith y Lauren Fitzpatrick, que entre voces y danzas elevaron la temperatura funky y jaranera.
Por momentos, más que de Leeds, Yard Act parecían salidos de algún barrio de Nueva York entre principios de los 80 y mediados de los 2000. El saxo de desataba, el bajo atravesaba la epidermis, las canciones caían como bombas, Expourense retumbaba, James se volvía loco y Daisy y Lauren rompían las caderas mientras lanzaban arengas contra el capitalismo, la desigualdad social o la política actual. Como decía Emma Goldman, “si no puedo bailar, no es mi revolución”. Ahí es donde se encuentra la utopía de Yard Act.
El desenlace explosivo de Yard Act hubiese quedado ideal como broche del OUR Fest 2024, aunque la tarea de poner el lazo a la tercera edición del festival recayó en Jake Bugg. Ya se sabía que la gradación de la fiesta iba a rebajarse; pero, a cambio, el trovador de Nottingham elaboró un repertorio extenso en el que tocó todos los palos. Comenzó -según mandan los cánones- con su guitarra acústica dando cera suavemente a sus influencias sonoras norteamericanas.
Poco a poco, del (pop)folk fue pasando al rock cuando encendió el interruptor y metió al quinta marcha con ganas de enseñar el colmillo, algo que consiguió gracias a la mordiente de piezas como “Seen It All”, “Keep On Moving” o “All Kinds Of People”, de lo mejor de su concierto. No se podía negar que, pese a su juventud, Jake Bugg tenía perfil de cantautor clasicote, ya fuera por su querencia hacia el blues o hacia las baladas melosas que a punto estuvieron de convertirlo fugazmente en Lewis Capaldi. Rápidamente evitó el patinazo, volvió a agarrar con firmeza la guitarra eléctrica y culminó la noche con una vigorosa “All I Need”.
Jake Dylan… perdón, Bugg, ofreció más motivos para creer que Ourense se ha erigido en capital de la Cool Britannia más allá del Canal de la Mancha. Cheers! [FOTOS: Stephanie Whybrow] [Más imágenes en el perfil de Flickr de fantasticmag] [Más información en la web de OUR Fest 2024]