Kendrick Lamar por fin hace público el primer single de su segundo disco… ¿Esperas rollo malote y oscurillo? Pues “i” no es ninguna de esas dos cosas.
Estas cosas pasan, lo sabemos, somos conscientes… Pero por mucho que sepamos y seamos conscientes de que estas cosas pasan, cuesta un cojón de mico habituarse a ellas. Porque, a ver, nos acostumbramos a que Kendrick Lamar se postulara a sí mismo como un ángel de los suburbios repletos de drogas, sexo y malos rollos de la más diversa calaña. Y, oye, no sólo nos acostumbramos, sino que nos flipó lo más grande con el lanzamiento de su muy tremendo “good kid, m.A.A.d city” (Aftermath, 2012). Por eso mismo no nos entra en la cabeza lo de “i“.
Pero empecemos por el principio: “i” es (¡por fin!) el primer single de adelanto del que será el segundo álbum de Kendrick Lamar. Y si nos fiamos de múltiples declaraciones que ha ido haciendo el chico aquí y allá, resulta que ese segundo disco llegará antes de que acabe el año… Eso, a priori, deberían ser buenas noticias. Pero entonces le das al play de “i” y es un no entender nada continuo. ¿Dónde esta el Kendrick Lamar que nos dejó a todos alucinados con el rollo malote y fardón de “good kid, m.A.A.d city“? ¿Es acaso esto el intento de Lamar de hacer un “Happy” masivo y radiofónico? ¿Vamos a odiar más todavía a Pharrell Williams por culpa de esto?
Y es que “i” es demasiado alegre, demasiado positivo, demasiado optimista. Y da igual que al final Lamar se intente redimir rapeando de forma malota: nada compensa ese rollito facilongo del resto de la canción y, sobre todo, nada nos hace perdonar ese final que parece haber asimilado lo peorcito de los últimos Daft Punk. Por si alguien quiere datos concretos, la producción corre a cargo de Rahki… Que, a estas alturas, suponemos que será el hombre que vaya a recibir más amenazas de muerte durante los próximos días. Amenazas de muerte totalmente merecidas, por otra parte.