Borja González acaba de publicar “El Pájaro y La Serpiente”, el broche de oro de su trilogía “Las Tres Noches” que merece un análisis en profundidad.
Tengo que reconocer que soy un recién llegado a la obra de Borja González. Y me da rabia, la verdad, porque me encantaría poder decir como cierto amigo mío que me explicó lo mucho que le jodía haber comprado “The Black Holes” cuando salió en el año 2018 porque resulta que la primera edición de este cómic tiene un tamaño diferente al de los dos tomos que completarían la trilogía “Las Tres Noches“. (Anécdota graciosa: también me explicó que estaba pensando comprarse la reedición, que es la que yo tengo y que tiene el mismo tamaño del resto de entregas, solo para paliar el TOC al mirar su estantería.)
De hecho, lo que realmente me gustaría es haber estado ahí en 2015 cuando Borja González publicó “La Reina Orquídea“, que es una obrita corta que podría considerarse como el preludio de “Las Tres Noches” y que comparte con la trilogía a la misma protagonista: Teresa. Pero lo admito: no estuve en ninguno de esos momentos, y lo que he hecho es aterrizar directamente en el fascinante universo de este autor leyendo del tirón las tres entregas de su trilogía.
¿Por qué hacer tal cosa aquí y ahora? Porque, por si todavía no te has enterado, resulta que la segunda entrega de la trilogía, “Grito Nocturno“, le ha valido a Borja González el Premio Nacional de Cómic 2023 “por la lírica, el surrealismo y por un trabajo gráfico de una gran elegancia y exquisita belleza con la que su autor construye un álbum tan divertido de leer como profundo y fascinante“. También coincide que hace escasos meses que la saga se cerraba con “El Pájaro y La Serpiente“, así que si tú no has sentido ningún tipo de FOMO con todo esto, resulta que yo sí.
Y, por una vez, agradezco ser tan facilón con el FOMO porque, si no me hubiera dejado llevar por este sentimiento que hay quien percibe como algo negativo, me hubiera perdido por completo el que se ha revelado ante mis ojos como una de las voces más originales, apasionantes, vanguardistas y emocionalmente exuberantes del panorma comiquero de nuestro país. Así. Tal cual. A las bravas. Pero vamos por partes, porque esta apreciación merece ser explicada.
La cuestión es que, por mucho que un poquito más arriba haya afirmado que “Las Tres Noches” comparten una misma protagonista, Teresa, bien podría no ser así. Sería más correcto afirmar que en los tres cómics existe un personaje protagónico llamado Teresa, pero que bien podría ser la misma persona o tres personas diferentes. Y esa es el primer encantamiento que Borja González lanza sobre un lector que, ya desde la primera página de “The Black Holes“, debe asumir que esto no va a ser un viaje de la manita con la travesía bien explicada y masticada: el autor simple y llanamente te hace volar, y eres tú el que debe encontrar el sentido de ese vuelo.
Para que esto se entienda un poquito mejor, voy a permitirme un pequeño repaso a la trilogía de Borja González… Empezando por “The Black Holes“, la primera entrega, donde tres chicas montan una banda de rock mientras su historia se va entrelazando con la de lo que bien podría ser un fantasma del pasado. En “Grito Nocturno“, la segunda entrega, la dueña de una librería especializada en fantasía, ocultismo y terror acaba estableciendo una interesante relación con una demonio otaku que quiere concederle un deseo. Y en “El Pájaro y La Serpiente“, el cierre de la trilogía, dos hermanas que viven en un castillo aguardan un rito familiar mientras los hombres están lejos de caza.
Teresa siempre está ahí, pero lo importante no es si se trata de la misma Teresa o no. Porque, al fin y al cabo, el personaje / los personajes de Teresa opera/n de forma metafórica de la misma forma que las tramas apelan a la mágica poética del cuento tradicional para hablar de algo que va más allá de la misma trama. Borja González muestra un interés sincero y rendido a los cuentos ancestrales, aquellos de una época antes de que Disney pervirtiera la fórmula y nos hiciera pensar que un cuento es una historia multicolor con final feliz.
González sabe que el cuento clásico, el cuento de verdad, es aquel que siempre tiene un componente macabro que late de forma constante bajo las capas y capas de tul de la falda de una princesa. Así que, en “Las Tres Noches“, juega a trenzar los tropos de esos cuentos clásicos (los castillos, los monstruos, las princesas, los fantasmas) con otros tropos nuevos y originales con los que construye una revisión postmoderna de esos mismos cuentos (otakus, guitarras, fanzines, canciones rock e incluso helado que nunca se derrite).
Y lo que es mejor todavía: en el interior de esa fascinante y elocuente trenza de cuento clásico y postmoderno, Borja González consigue anidar todo un discurso en torno a la opresión de la mujer. ¿Existe algo más delicioso y a la vez perverso que coger ese cuento clásico que Disney ha usado para venderles a las niñas que no hay nada mejor que ser una princesa sumisa salvada por un príncipe azul y solaparlo a otros cuentos en los que no sale ni un hombre (solo un niño en la tercera entrega) y en los que todas las protagonistas están perdidas e insatisfechas y se debaten entre ser lo que se espera de ellas y ser lo que ellas quieran, por mucho que no sepan qué es eso exactamente?
Es la protagonista de “Grito Nocturno” la que mejor encarna este retrato de mujer, ya que es incapaz de pedirle ningún deseo a la demonio otaku precisamente porque no es capaz de saber qué desea. Son mujeres a las que la vida ha suspendido en el vacío, en una especie de limbo en el que resuena una abulia laxa y lacia de la que es difícil escapar. Por mucho que todas ellas lo intenten.
Todo ello arropado por el prodigioso imaginario visual de Borja González, quien demuestra una maestría realmente sublime a la hora de componer páginas de esas que querrías arrancar (cuidadosamente), enmarcar y colgar en la entrada de tu casa. Aficionado a los grandes bloques de colores primarios, las páginas de González son como una nube que te invita a flotar ingrávido y a disfrutar por el mero goce del placer visual, sin necesidad de contener información narrativa ni de articular un argumento que se escapa entre los dedos de tus manos como el agua de un lago negro sobre el que pende un inmenso ojo que parpadea en la oscuridad.
Así es la experiencia de leer “Las Tres Noches” de Borja González. Una especie de magia negra que opera fuera del curso natural del tiempo y el espacio, pero también fuera del curso natural de la escena comiquera de nuestro país. Se me ocurre decir que sería algo así como un argumento de Hayao Miyazaki tamizado por la abulia vital de Adrian Tomine. Y, aun así, me estaría quedando corto… Así que mejor me callo la boca y celebro que ya estoy dentro del universo de González sabiendo que, a partir de aquí, solo me queda seguir disfrutando con sus futuros encantamientos de magia negra. Lo que está por delante es tan excitante que cuesta esperar. [Más información en el Twitter de Borja González y en la web de Reservoir Books]