JESSIE WARE… Y SU MOÑO BAJO. Salimos del concierto de Jessie Ware en el Pitchfork alucinando un poco: ¿cómo podía ser que una señorita con una voz tan satinada y una propuesta musical tan sugerente pueda ser tan basta hablando? No nos lo preguntamos mal: realmente, nos hace mucha gracia. Y es que la Ware nos encandiló por su vozarrón y ese rollo tan campechano que se gasta en el escenario: lo mismo te canta «Swan Song» y te hace sentir que estás sentado en una alfombra al calor de la llama de una chimenea que se pone a darte las gracias a voz en grito como si fuera una de las cheerleaders de la campaña del Sónar de este año. Y todo vestida como una señorona con un elegantísimo vestido negro y vaporoso, largo hasta los pies que se agitaba con el viento que no dejó de soplar nunca; remató su look con una imponente gargantilla dorada y defraudó a más de uno que esperaba el característico moño oversized que luce en la portada de su disco. Correcta y bien, un 6,5.
[Fotografía de Toni Rosado (toni@scannerfm.com)]