Fillas de Cassandra presentaron sus “Últimas Dionisíacas” en Vigo el 16 de febrero… Y aquí te explicamos cómo fue el espectáculo.
Con una diferencia de horas y en dos puntos distintos de Vigo no demasiado alejados entre sí durante el tramo final de la campaña electoral en Galicia, una mujer política madrileña de verborrea desatada afirmaba que le encantaba pasear entre montes de eucaliptos y que la ría de Vigo, salpicada de bateas y hórreos, es realmente una bahía; mientras que otra figura política femenina, en este caso gallega y con mucho más sentidiño, aludía a la cohesión de hombres y mujeres porque el pueblo, unido, jamás será vencido. La oscuridad y la luz, la pesadilla y el sueño.
Al día siguiente, el viernes 16 de febrero y en el mismo lugar en el que se pronunciaron estas últimas palabras, el hall del Auditorio Mar de Vigo, Fillas de Cassandra las cogieron al vuelo y demostraron que ese deseo no es ninguna utopía ante las 1400 personas que acudieron a su nuevo espectáculo, “Últimas Dionisíacas”.
Cuando, un mes antes, hablamos con María SOA y Sara Faro en esta entrevista a la vez que conocían que se habían agotado todas las entradas, desvelaron algunos detalles que se hicieron realidad en una de las grandes noches de la nova música galega y, especialmente, de la historia de Fillas de Cassandra. Lo palpaban ellas mismas sobre las tablas, rodeadas de su familia y de sus amistades y de las y los fans con cuya entrega desmintieron el dicho de que nadie es profeta en su tierra. Pero Fillas de Cassandra lo fueron en su ciudad natal, como cuando habían presentado su primer disco, “ACRÓPOLE”, poco después de publicarlo, en un emocionante concierto.
El estreno de “Últimas Dionísiacas” superó la intensidad de aquella velada del año pasado no solo por la expectación que había despertado, sino porque, además, suponía para María y Sara el cierre de una etapa y el inicio de otra que ya tiene forma, por ahora, de gira. Aunque había que añadir un importante elemento: el acompañamiento de Tania Caamaño y Marina Vidal, que ayudaron a ampliar los matices y las posibilidades del show. Las cuatro, con sus voces sincronizadas y sus movimientos coordinados con suavidad, salieron al escenario dando pasos sinuosos envueltas en una atmósfera entre mística y telúrica, propia de un ritual de magia blanca.
Bajo ese ambiente de luces tenues que atravesaban las sombras del decorado, las dionisíacas Sara, María, Tania y Marina danzaron, modernizaron los pasos del baile gallego y reformularon los conceptos del cante tradicional de su tierra dentro de una tecnofoliada que sonó más potente que nunca.
Ese impulso multiplicado por dos hizo que el sentimiento y el poderío que empezaron a esbozarse con “Amencerse” y “Decruarse” -temas inéditos creados para la ocasión y que no se grabarán… o sí, quién sabe, al igual que “Quebrantarse”, con Adrián del grupo De Ninghures a la gaita- crecieran pronto a través de “CASSANDRA”, con explosiva respuesta del público. A partir de ahí, con un repertorio compuesto por más piezas nuevas y conocidas, profundo, poético, sensible y perfectamente hilvanado, Fillas de Cassandra apelaron a la resistencia popular, a las raíces familiares y, por supuesto, a la reivindicación feminista, expresada a pleno pulmón en “ANTÍGONA”.
“Últimas Dionisíacas” podía verse desde una doble perspectiva: la del futuro, en el que no se adivina el techo de Fillas de Cassandra; y la del pasado, como culmen de la trayectoria ascendente e imparable del dúo desde que su aventura se iniciara con “Compañeira”, que interpretaron de un modo intimista con notas de piano de cristal y voces penetrantes.
Sara y María también habían avisado de que durante el espectáculo contarían con varias colaboraciones puntuales y muy especiales… Una de ellas estaba cantada, literalmente: Tanxugueiras, que devolvieron el favor que las viguesas les habían hecho en A Coruña a finales del 2023 interviniendo en “Quen é a que Canta” con una compenetración tan natural que, si se lo propusieran, podrían formar un súper quinteto. En ese punto comenzó un desfile intermitente de invitados protagonizado por Galician Army en la pegadiza “Tataravoa”, el aplaudidísimo Mondra en “Punheta” y el navarro ZETAK en “ANGULEELE”, en este caso para demostrar cómo las renovadas tradiciones musicales de toda España son capaces de entrelazarse simbióticamente.
La conexión habitual entre Fillas de Cassandra y su audiencia estalló en dos momentos que definieron la parte más festiva de “Últimas Dionisíacas”: con la reguetonera “Tola”, mientras Sara y María se mezclaban con la muchedumbre frente al escenario; y con “LISÍSTRATA (Varre Vasoira)”, el himno del dúo que ya ha marcado a la generación Z (y hasta a la X) gallega. Se cumplía así otro sueño para Fillas de Cassandra, con su gente más cercana delante y en Vigo. Como dijeron María y Sara, que el alcalde Abel Caballero tome nota y cuente con ellas para los grandes conciertos de la ciudad que se organizan cada verano en el parque de Castrelos…
Sería otro hito en la carrera de Fillas de Cassandra como lo ha sido el arranque de “Últimas Dionisíacas”, que finalizó como se esperaba: con toda la tropa de convidados alrededor de Sara, María, Tania y Marina para despedirse mediante una apropiación de “Maricarmen” de La Pegatina, atómico colofón en el que mujeres y hombres, chicas y chicos y niñas y niños dejaron claro que, el pueblo, unido -sobre todo en eufórica celebración colectiva-, jamás será vencido. [FOTOS: Stephanie Whybrow] [Más imágenes en el perfil de fantasticmag en Flickr] [Más información en el Instagram de Fillas de Cassandra]