El concierto de Fillas de Cassandra en Mondo Club (Vigo) del 15 de abril fue tan mítico que será recordado con un icónico “yo estuve allí”.
Se conocieron de casualidad, se convirtieron en dúo artístico, dieron algún que otro concierto y compusieron juntas su primer tema incluso antes de bautizarse oficialmente, continuaron creando canciones, las acompañaron de sugerentes videoclips y publicaron su disco de debut. Todo ello sucedió en menos de dos años (como explicamos en su día aquí). Cuando ni siquiera eran conscientes del fenómeno que estaban gestando, Fillas de Cassandra, Sara Faro y María Pérez, abarrotaron la sala Capitol de Santiago de Compostela para presentar esa ópera prima, “ACRÓPOLE” (Tremendo Audiovisual, 2023).
Después fueron corriendo su nombre de boca en boca y sus melodías de oído en oído hasta erigirse en la revelación de la nova música galega que aúna tradición y modernidad, sonidos populares y contemporáneos, cantos y bailes, protesta feminista y autoafirmación artística siguiendo la estela de Tanxugueiras. Pero les faltaba cumplir con una cita clave: exhibir en casa, en su Vigo natal, la fuerza del mensaje, la belleza de las palabras, el respeto por sus raíces musicales y la potencia de los ritmos que contiene “ACRÓPOLE”. Ese deseo se hizo realidad el pasado 15 de abril en el Mondo Club.
Otro sueño que se materializó y que se habían imaginado casi como una quimera fue que las almas que llenaban la sala viguesa hasta los topes se supiesen sus letras y las coreasen a pleno pulmón entres caras sonrientes. Algo que hicieron no solo las personas afines a María y Sara generacional y musicalmente, sino también el resto de público de todas las edades, niñas y niños, chicas y chicos, mujeres y hombres (más, por supuesto, familiares, amigas y compañeras) en una imagen que plasmaba el efecto transversal de las canciones de Fillas de Cassandra.
Se intuía de antemano que Sara y María llegarían a Vigo con el show más rodado desde aquel apoteósico celebrado en la capital gallega que las condujo a vivir el espectacular momento en el que se encuentran y que quedó perfectamente reflejado en su concierto vigués. De hecho, tiene pinta de que Fillas de Cassandra no serán flor de un día, ya que su poder de atracción no se basa simplemente en su estilo y en su sonido, sino también -y, probablemente, más importante- en su versos, llenos de frases reflexivas y poderosas que trascienden lo meramente musical para quedar grabadas a fuego en el corazón y en la cabeza.
Una de las grandes virtudes de la fórmula discursiva de Fillas de Cassandra, además de su interpretación enérgica a la par que delicada en función de lo quieren transmitir, es la manera en que recurren a la mitología griega clásica para traerla al presente en un ejercicio de crítica y lucha contra la opresión, el silencio y las agresiones ejercidas sobre la mujer a lo largo de la historia. A partir de esa base fundamental sobre la que se apoya “ACRÓPOLE”, María y Sara demostraron desde el arranque con “I. ANTÍGONA” su condición de tecnopandereteiras / cantareiras que homenajean y revalorizan la importancia de las mujeres en la cultura popular galaica, de las cuales rescataron su espíritu para montar una foliada con trasfondo reivindicativo en la que la gente pensó, gritó, danzó y se agitó con la percusión y las panderetas tocadas con precisión asombrosa.
Se alcanzó un punto en el que la calurosa y humeante (literalmente) velada se transformó en un aquelarre, a la altura de “V. AS MOIRAS”, que devino en explosión colectiva con “PUNHETA!” (pieza original interpretada con Mondra). Aunque Fillas de Cassandra también derrocharon sensibilidad: cuando abordaron la violencia machista desde una perspectiva tan poética como cruda y dolorosa; cuando compartieron “Puño Corazón / Compañeira”, la primera composición conjunta que inauguró la aventura de Sara y María y máxima expresión de su unión y amor mutuo que desembocó en un emotivo abrazo; o cuando entregaron “VI. DAFNE E SYRINX” con los sentimientos a flor de piel. Con cada gesto y en cada movimiento, Fillas de Cassandra contagiaban su felicidad y emoción. Era su gran noche. Por eso también se subió a las tablas Berto, el productor de “ACRÓPOLE”, en un acto de amistad infinita manifestada a través de “DiMe”.
Se esperaba que el tramo final de la fiesta de Fillas de Cassandra en Vigo fuese catártico. Y así ocurrió, con la euforia desparramada sobre y delante del escenario gracias a tres sus hits: “II. LISÍSTRATA (Varre Vasoira)”, “VII. CASSANDRA” y “VIII. ACRÓPOLE”, entre los que María y Sara dejaron claro que también piensan en lo que está por venir ofreciendo un par de temas nuevos que se balancearon entre la diversión con mensaje liberador (“o perreo ata abaixo pero a autoestima no ceo”) y el tributo a los ancestros, a las tatarabuelas, con una pieza recién acabada de componer que interpretaron con doble refuerzo a los coros y las panderetas.
El eco de Fillas de Cassandra rebotó imparable entre las paredes de Mondo Club y en las mentes de su rendida audiencia en una de esas ocasiones que se recordará con el correspondiente “yo estuve allí”. María y Sara tienen el futuro en sus manos, al igual que el de todos nosotros está en las manos de las mujeres. Ya lo dicen Fillas de Cassandra inspirándose en la voz de Lisístrata: si ellas paran, el mundo se para; y, si el mundo se para, la guerra se acaba. [Más información en el Instagram de Fillas de Cassandra]