Armar una lista de los mejores libros de un año en concreto (el más reciente, además), es probablemente una de las tareas más duras que puede marcarse cualquier medio: la oferta literaria actual es totalmente inabarcable, y lo cierto es que los lectores no acostumbran a hacer del grueso de lo actual su principal cauce de lectura (como sí que ocurre con los últimos discos y las últimas películas). De hecho, muchos libros acaban creciendo con el tiempo, revelándose como imprescindibles unos años después… Pese a todo lo dicho, en Fantastic Plastic Mag no hemos queridos dejar pasar la oportunidad de hacer «nuestra» lista de los mejores libros de 2010. Aquí están los que hemos leído nosotros, aunque sabemos que hay muchísimos más que no hemos podido abarcar. Como suele decirse: son todos los que están, pero no están todos los que son. O algo así.
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15. «Exhumación», Luna Miguel + Antonio J. Rodríguez (Alpha Decay). Pese al peligro de que un tema tan expansivo como el amor se coma cualquier otra posiblidad, también hay mucho de literatura y poesía en “Exhumación“. El amor es el hilo conductor de esta historia de una noche en un club de modernos, pero la literatura y la poesía son las dos fuerzas que estiran de ese hilo, una a cada lado. Las disertaciones de Djuna y Amanda están repletas de disertaciones que supuran filosofía literaria sin necesidad de recurrir a la cita, al exhibicionismo del “mira cuanto sé aunque tenga 20 años“. Ahí radica la fuerza de la novelita de Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez: en no ser más de lo que pretende y, aun así, ser mucho más, muchísimo más de lo que pretenden la mayoría de debutantes. (leer más)
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14. «La Asesina», Alexandros Papadiamantis (Periférica). “La Asesina” quizás se ve perjudicada por un planteamiento al que le cuesta arrancar y por un desenlace que se alarga demasiado pero, en medio, encontramos momentos de gran intensidad literaria. Es una novela creada en un contexto muy particular y que recoge toda la grandeza de la literatura de una determinada época, pero su interés no es exclusivamente arqueológico. No es sólo un libro apto para ratones de biblioteca que disfrutamos con todo lo que tenga regusto decimonónico, porque el personaje de Fragoyanú alcanza dimensiones dostoyevskianas. La profundidad psicológica hace de Fragoyanú un personaje universal que nos muestra las regiones más oscuras del alma, un Raskolnikov que hace el mal convencido que está haciendo el bien, una mujer fuerte y llena de contradicciones que decide pasar a la acción en un mundo de hombres, una protagonista que nos resulta extrañamente fascinante y que nos provoca empatía a pesar de los crímenes que comete. (leer más)
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13. «Do It! Escenarios de la Revolución» (Blackie Books). A día de hoy, leer algunas de estas proclamas deja un regusto naïve en el paladar: ciertas partes del discurso de Rubin se revelan como ingénuas al contraponerlas a esta sociedad post-moderna del siglo XXI que ha perdido la inocencia (y muchas otras cosas) en las décadas que separan el nacimiento del Yippie (a finales de los 60) de nuestro presente. Esta sensación se ve incrementada, por otra parte, por la excelentísima edición española de Blackie Books a cargo de David Cauquil, punteada por necesarios y deliciosos comentarios a pie de página y coronada por un maravilloso epílogo que deja al descubierto la devastadora evolución de Rubin de hippie a yippie y de yippie a yuppie: la corrupción de un sueño que tuvo en la ingenuidad su fuerza primera… y su condena definitiva. (leer más)
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12. «€r0$, La Superproducción de los Afectos», Eloy Fernández Porta (Anagrama). Aunque peque de pedante y sabihondillo pop, Eloy Fernández Porta lanza reflexiones y constataciones la mar de interesantes sobre cómo se articulan los sentimientos en una cultura híper consumista. Como reza la contraportada de este ensayo, las pasiones no son ya una expresión de la vida interior, sino una negociación con los instrumentos digitales, informativos y financieros que generan la identidad hiperconectiva actual. Así, con humor, se abordan temas de lo más diversos, recurriéndose a las referencias más sorprendentes: Paris Hilton, The Magnetic Fields, Palahniuk, Reality Shows, un anuncio del Cash Converters… A veces, la lectura puede hacerse farragosa; pero es innegable que consigue que la cabeza de uno pegue un interesante meneo, haciendo que nos planteemos preguntas y repensemos ciertos asuntos en estos tiempos turbulentos donde el significado de los sentimientos se está reconvirtiendo a una nueva moneda que más vale que tengamos en el bolsillo.
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11. «El Gran Mundo», David Malouf (Libros del Asteroide). Narrada con continuos saltos en el tiempo, magistralmente hilvanados, “El Gran Mundo” es una novela dura pero muy honesta, sin trampas ni maniqueísmos. No es dura solamente porque los dos protagonistas tengan la mala fortuna de caer en un campo de prisioneros sino porque la vida ya de por sí puede ser muy dura y, al final, siempre está la muerte que se lo lleva todo. E incluso en los momentos de felicidad no deja de haber una nota discordante… Vic se caracteriza por un orgullo extremo y Digger por una lealtad sin límites. Vic es un hombre de acción, Digger parece que se siente más cómodo en el papel de espectador. Vic es un personaje que nunca quiere darse a conocer tal y como auténticamente es, mientras que Digger parece ávido de encontrar a alguien que le pueda comprender y de comprender a los que le rodean. Se podría decir que son complementarios. En todo caso se trata de dos personajes complejos, con sus contradicciones, que evolucionan al largo de la obra, siempre perfectamente construidos. (leer más)