Jeremy Scott es un tipo listo. Y un poco workaholic también. Le encanta dejarse ver y colaborar con quien se deje. Estupendo, porque así podemos disfrutar mucho más y de forma más asequible de su genial y personalísima imaginería estética. A sus colaboraciones con adidas Originals, que ya son un clásico y un must de la temporada y tan esperadas como un pedido de Asos, se une un idilio que tiene pinta de permanente. Se trata del que el diseñador mantiene con Swatch, que por segundo año consecutivo estrena nuevos modelos salidos de la alocada (y popera) mente del creador norteamericano.
Los nuevos modelos siguen en la línea desenfadada y ultracool de los que ya viéramos hace unos meses. Cuatro modelos (y una sorpresa) súper ponibles y llevaderos que harán que cualquier look muera de éxito.
El Melted Minuted es discreto y elegante, para las mentes que son alocadas pero que no están chaladas: con una esfera de plástico transparente con un efecto visual divertido, recupera los modelos clásicos Swatch pero le da un giro.
El Swatch Portrait cuenta con un autorretrato en versión comiquera del propio Jeremy, en correa negra y con esfera cuadrada en forma de portarretratos. Barroca y kitsch. Fanes.
El Swatch Punk tiene un punto de locura, de adolescente hortera, la correa está decorada con motivos de leopardo con seis loops amarillos y da dos vueltas a la muñeca. Muy Forever Young. Pues eso.
Y, finalmente, el Swatch Double Vision le da un giro al concepto de reloj normal y planta dos esferas en una única correa con una esfera rollo rayos X, para mirarla y quedarte lelo… Quién sabe, quizá va orientado a aquellos a los que no les llega el tiempo.
La sorpresa viene en la forma de una locura de edición limitada de 777 piezas (ni una más, ni una menos): un llamativo reloj con forma de corazón y de doce centímetros de ancho, rematado por un cordón de seda negra enredada. Sabemos que si lo ve Kanye, se hace caquita encima.
Mención aparte merecen las fotos que el propio Scott se ha hecho para promocionar su colección y que podéis ver coronando este post. Osea, son beyond lo fuerte: más allá de lo racional. Somos muy, pero que muy, pero que muy fanes.