¿Se acerca San Valentín y todavía no sabes cómo sorprender a tu pareja? En este artículo te ofrecemos tres ideas que están al alcance de cualquiera.
Se acerca San Valentín… Y, admitámoslo: fantasear con el día 14 de febrero es uno de los mejores métodos para sobrevivir a la terrible cuesta en la que vivimos el inicio de cada año. Porque, después de las Navidades, el mundo parece teñirse de gris, las temperaturas caen en picado y, en general, la existencia parece menos interesante y colorida. Pero San Valentín es algo así como la vuelta a la vida. El verdadero inicio del año.
Y más todavía si tienes pareja. Claro. Que, a ver, vaya por delante que por aquí no creemos que esta sea una fecha que se pueda celebrar exclusivamente si estás emparejado, ni mucho menos. Si estás soltero, ya lo sabes: tu pareja eres tú mismo y, por lo tanto, deberías mimarte un poco. Darte algún capricho. Permitirte algún lujo. Dejarte llevar por la extravagancia de celebrar que te quieres a ti mismo y que estar solo es un placer.
Para los solteros es fácil elegir qué hacer en San Valentín: priorizarse a ellos mismos. Pero, cuando estás en pareja, la cosa se complica porque también tienes que tener en cuenta a la otra persona: ¿qué le gusta? ¿Con qué puedes sorprenderle? ¿Cuál es la mejor opción para generar nuevos recuerdos juntos que os acompañen durante el resto de vuestras vidas? A continuación te ofrecemos tres opciones.
Flores para San Valentín
Está claro que las flores y San Valentín son dos cosas que van de la manita, precisamente porque casan a las mil maravillas. Porque las flores pueden estar presentes en esta fecha tan señalada de mil formas diferentes: pueden ser una forma de iniciar el día y dar paso a otras celebraciones, pueden formar parte de veladas románticas y de cenas a la luz de las velas o, simple y llanamente, pueden ser el plato principal de los festejos.
¿A quién no le alegra el día un buen regalo floral? ¿Quién es capaz de contener la sonrisa y el placer electrificando la espina dorsal cuando ves aparecer a la persona amada con un ramo de flores? La Madre Naturaleza puso las flores en el mundo para alegrarnos la vida, y eso es algo que no deberíamos olvidar nunca.
Aun así, dentro del mundo de las flores, está claro que existe una reina absoluta para el día de San Valentín: la rosa. Al fin y al cabo, es una flor que encarna a la perfección la pasión, el amor, el deseo y el “te querré siempre”. Además, es que existen servicios que te llevan las rosas a domicilio y que, por lo tanto, te hacen la existencia mucho más fácil a la hora de sorprender a tu pareja en una fecha tan señalada.
Viaje romántico
Las flores ya las tienes… Pero también puedes ir un poquito más allá y completar la sorpresa con muchos otros regalos. ¿Necesitas ideas? Hay una que es infalible: el viaje romántico. O dicho de otra forma: la oportunidad de romper con vuestra rutina y darle un buen meneo a la vida de pareja haciendo un pequeño (o gran) viaje a algún destino en el que gozar de tiempo de calidad.
Esto significa, obviamente, que no puedes coger a tu pareja y plantarla en un finde con tus amigotes para estar de fiesta o de festival musical. Eso es divertido, pero no es tiempo de calidad. Planea algo íntimo donde tengáis tiempo para hablar, para conectar y para pasar todo ese tiempo que el estrés laboral nos roba en el día a día.
No hace falta que sea un viaje de larga distancia. Aunque, oye, si puedes permitírtelo, ¡dale! ¡Marcaos un vuelo intercontinental y descubrid juntos nuevos lugares y paisajes! Pero, si el presupuesto aprieta, siempre puedes montar un viaje a algún paraje cercano pero romántico: un hotel confortable, un spa íntimo, una sesión de masajes en pareja, una visita a un museo, un restaurante con estrellas Michelín… Las posibilidades son infinitas.
Una noche inolvidable
¿Que el presupuesto aprieta tanto que ni puedes permitirte un viaje romántico? ¡No pasas nada! También puedes marcarte una noche inolvidable sin salir de casa. Lo único que necesitas es planificación… y toneladas de imaginación.
Piensa qué puede gustarle a tu pareja, cómo le puedes sorprender ¡y ponte a trabajar! Eso sí: no lo dejes para el último momento, porque las prisas no son amigas de los buenos resultados. Planifica toda una velada con un itinerario que arranque en el momento en el que cruce la puerta y que acabe, obviamente, en vuestra cama.
Por el camino puede haber muchas pero que muchas cosas: flores (¡ya te hemos dicho que las flores casan con todo!), una cena a la luz de las velas, un baño de dos, una sesión de cine con su peli favorita, un juego sensual en el sofá (aquí te pueden ayudar ciertos juguetitos) y, claro, un grand finale en vuestro lecho. Pero, como decían en aquel programa, hasta aquí podemos leer.