Delorean ya han arrancado su nueva gira con parada especial en el FIB 2016… De esto y de su nuevo disco «Muzik» hablamos en esta entrevista.
Desde el alumbramiento del memorable “Subiza” (Mushroom Pillow, 2010), Delorean han acaparado la atención de la nación alternativa (patria y foránea) cada vez que han dado nuevos pasos en su exploración de los sonidos electrónicos multi-sensoriales, melódicamente certeros y de texturas diversas. Sucedió ante la publicación de “Apar” (Mushroom Pillow, 2013), que supuso un giro en el discurso de los Delorean de los inicios de la presente década al incidir en formas más orgánicas, eliminar las capas sintéticas que envolvían sus canciones anteriores y recurrir a la voz en primer plano, nítida y natural, sin ser sampleada ni manipulada.
Y ha ocurrido otra vez con la llegada de “Muzik” (PHLEX, 2016). Un álbum que, como sugería el single no incluido en el disco y editado el año pasado, “Crystal” (y su correspondiente cara B, “Bena”), se dispone a recuperar aquel espíritu subicenco con el que Ekhi Lopetegi (voz y bajo), Guillermo Astrain (guitarra), Unai Lazcano (teclados y sintetizadores) e Igor Escudero (batería) dejaban atrás el post-punk revivalista y se sumergían de lleno en un dance-pop melancólico a la par que pletórico sustentado en sintetizadores y una compleja red de arreglos que difuminaban el efecto de las guitarras.
Efectivamente, como hace seis años, Delorean han arrinconado las cuerdas eléctricas para volver a experimentar con teclados, hardware y software y dar forma a unas composiciones enfocadas a la música de club. Eso sí, esta vez olvídense de enredaderas sónicas, porque “Muzik” presenta una depuración de las estructuras que propiciaron el salto a la arena global de la banda de Zarautz mediante un proceso consciente próximo a la simplificación pero que no abandona la búsqueda permanente del beat penetrante y evocador y el acabado impecable.
El resultado de esta dinámica -auto-producida, editada en su propio sello PHLEX, grabada en parte con Hans Kruger en sus Montreal Studios y mezclada por el reputado Chris Coady– muestra a unos Delorean que transitan por el house de euforia contenida, el balearic sound, el chill wave, el synthpop y la cosmic disco activada a bajas revoluciones, como si quisiesen capturar las emociones que produce bailar con lágrimas en los ojos o, al menos, con pensamientos nostálgicos firmemente enraizados en la memoria.
Valgan como magníficos ejemplos la titular “Muzik” (producida hábilmente por Pional) y “Contra”, quizá los dos cortes que mejor condensan la esencia de un LP con alma clubber aunque también con un acentuado componente sensitivo, hecho que genera un contraste cuya principal consecuencia es la progresiva atracción desde que se destapa la inicial “Epic” (que hace honor a su título de un modo comedido y magnético) hasta que se cierra el círculo con la absorbente “Parrhesia”. Un recorrido en el que mente y cuerpo se estimulan entre voces pitcheadas, cálidas notas de sintetizador y moderadas bases 4×4 y del que Igor nos aporta sus claves -además de varios apuntes sobre el presente de la banda- antes de que Delorean continúen su gira de presentación, que tendrá sus siguientes paradas esta noche en la Sala 1 de la barcelonesa Razzmatazz y la madrugada del sábado en el FIB 2016.
En una anterior entrevista que nos concediste antes de la salida de vuestro anterior LP, definías “Subiza” como un trabajo 100% veraniego, mientras que “Apar” lo calificabas como más calmado y triste. ¿Cómo describirías entonces “Muzik”? Está a medio camino entre ambos discos. Quizá hemos vuelto a la forma más house de “Subiza”, pero hemos aplicado la contención y simplicidad que aprendimos en “Apar”. Tampoco diría que es un álbum súper-veraniego, sino que sería más bien para la primavera [risas].
A la vez, el sonido de “Muzik” se muestra como una depuración de “Subiza” y la continuación de la nitidez de “Apar”… No queríamos hacer un disco tipo “Apar”, pero sí recurrir a lo aprendido en él: mantener las ideas más sencillas con muy pocos elementos, dando mucha prioridad a que las melodías se distinguiesen. Por ejemplo, en “Subiza” igual había cuatro melodías de sintetizador sonando simultáneamente y se necesitaba una lupa o afinar mucho el oído para diferenciarlas entre sí. Ahora, sin embargo, está la voz en primer plano y de fondo hay sólo un sintetizador. Las canciones de “Muzik” son muy simples y resulta fácil discernir cada elemento. Eso era lo que queríamos hacer, lo buscamos de una manera intencionada.
Más allá del sonido limpio que comparten, ¿podría considerarse “Muzik” como una reacción a “Apar”. No, para nada. Contemplamos cada álbum como un proyecto diferente. Nuestra máxima inspiración es la música en sí, no mentimos en plan ‘he visto un cuadro de Picasso y me ha salido un temón’. No, no funciona así, sino que escuchamos música y, dependiendo de lo que escuchemos, nos influye de un modo u otro. En la época de “Apar” estábamos muy metidos en el pop-rock, escuchábamos mucho Fleetwood Mac y cosas similares y era lo que nos empujaba a hacer música. En cambio, con respecto a “Muzik”, hemos pasado estos últimos años escuchando de nuevo mucho house y la idea era hacer, justamente, un disco house. Necesitamos sentirnos excitados con algún tipo de música que sea interesante para nosotros. Es lo que nos motiva para componer.
A veces se afirma que la música de baile puede tener un componente cálido y melancólico sin que por ello pierda ritmo ni energía. ¿Ayudó tal sentencia a enfocar el planteamiento de “Muzik”? Sí, y sutil también. Si te fijas, “Muzik” no deja de ser un disco de pop. Está pensado para que puedas escucharlo también en casa, no sólo en el club. Está dispuesto de manera cálida para que la escucha no sea agresiva. Pero, si subes el volumen o lo reproduces en un sistema de sonido con subgraves, enseguida sale el bombo y suena más agresivo. Hemos jugado con eso.
¿Y ese era vuestro plan desde el principio? La premisa inicial consistía en hacer un álbum house, aunque el término ‘house’ es demasiado vago, existen millones de formas diferentes de house. Nuestra manera de enfocarlo fue componer un disco de 4×4 y que sonara un poco más animado. Pero, luego, en cuestión de mezcla, decidimos que sirviera tanto para el club como para el hogar.
¿Cómo se desarrolló el proceso de elaboración de “Muzik”? Comenzó después de finalizar la gira de “Apar”. Compusimos un montón de canciones mirando al pasado, a lo que habíamos hecho anteriormente. Y pensamos, por ejemplo, que si en “Apar” habíamos trabajado con voces naturales, en este caso lo haríamos otra vez con sampleos. Empezamos a perfilar un buen puñado de temas que nos molaban, pero después comenzamos a trastear más con los sintetizadores y las cajas de ritmos y comprobamos que la paleta de sonidos que habíamos conseguido daba una cohesión a los temas nuevos. Entonces decidimos descartar lo hecho previamente y componer con esa nueva paleta de sonidos. Más adelante, Pional nos produjo “Muzik” [el single] y nos ayudó bastante en ese aspecto: vimos que las cosas se podían simplificar. Cuando trabajas con gente ‘externa’ aprendes un montón y por eso siempre decimos que colaborar es súper-importante.
¿Cómo fue esa colaboración con Pional? Conocemos a Pional desde hace años, con lo que todo surgió de manera muy natural. Le habíamos sugerido hacer algo juntos tiempo atrás, así que le entregamos unas cuantas canciones y eligió “Muzik” porque era la que más le gustaba. Le dio una vuelta, nos envió el proyecto, le dimos otra vuelta, se la reenviamos y la acabamos. Fue como un trabajo en ping pong [risas]. Terminó siendo una experiencia muy enriquecedora y aprendimos de él algunos trucos.
Si en “Subiza” aplicabais capas y capas sobre cada tema, en “Muzik” parece que colocáis los elementos de un modo más lineal y dosificado… Sí, además premeditadamente. Grabamos “Subiza” hace siete años, con lo que no tendría ningún sentido para nosotros intentar hacer un álbum igual. Como oyentes, vamos escuchando música diferente, no estamos escuchando el mismo disco todo el día una y otra vez. Pues, a la hora de componer, ocurre algo similar: necesitamos nuevos impulsos que nos hagan ir hacia adelante.
Solemos quedarnos con el envoltorio de vuestras canciones, pero también habría que prestar atención a vuestras letras. ¿Qué deseabais transmitir en “Muzik”? Ekhi se encargó de las letras, así que es una cuestión personal. Aunque sí que tratan de cómo nos enfrentamos a la fase compositiva y del propio proceso de creación. Nos preguntamos: ¿qué te hace suponer que una canción o una melodía es buena o no? ¿Cuándo llega la magia en el momento de hacer música? Realmente, componer música es algo muy extraño. No se basa en sentarse y esperar a que te salga un temazo, sino que ese temazo te viene o no dentro de un proceso súper-raro. Ahí está la magia.
E, inmersos en esa etapa, volvisteis a dar todo el protagonismo a los samples y los sintetizadores y eliminasteis las guitarras… Bueno, en directo sí que tocamos guitarras en varias canciones; e igual el siguiente LP vuelve a incluir guitarras… Simplemente, en “Muzik” vimos que no encajaban con la forma de las canciones, por eso tomamos esa decisión.
Tampoco hay ninguna voz invitada, como en “Apar”. Si te fijas en el timeline de nuestros tres últimos discos, observas que “Subiza” tiene una gran cantidad de samples de voz y “Apar”, sólo uno o dos, aunque presenta voces femeninas. “Muzik”, en vez de continuar con esas voces femeninas, recupera los samples vocales. Siempre intentamos hacer lo contrario de lo grabado en el LP precedente.
No obstante, en aquel disco las voces femeninas funcionaban de maravilla y daba la impresión de que podríais seguir explorando esa vía en el siguiente álbum. En “Crystal” y “Bena” sí que lo hicimos, pero teníamos claro que no íbamos a incluir esas canciones en el nuevo trabajo. Quizá sí al principio de todo, en la primera versión del disco que teníamos en mente. Sin embargo, cuando comprobamos que los tiros irían por otro lado, las descartamos, aunque las tocamos igualmente en directo.
Eso sí, retomasteis el uso de las voces pitcheadas que caracterizaron a “Subiza”. Sí, pero con una diferencia: en “Subiza”, ese pitch iba hacia arriba; y en “Muzik”, va hacia abajo. En ese aspecto, “Muzik” es más contemporáneo. En 2009 o 2010 estábamos emocionados con el rollo de las voces pitcheadas hacia arriba y ahora se ha extendido el uso de la voz pitcheada al contrario. Se escucha en todas partes: desde en una canción que suena en la radio hasta en temas house o hip hop. Es un recurso que se ha establecido bastante.
Parte de ese cambio lo registrasteis otra vez con Hans Kruger en sus estudios en Subiza (Navarra), de donde salió el LP con el que disteis el salto global. ¿Hans y Subiza son como talismanes para vosotros? Más que un talismán, Hans es un muy buen amigo. Lo conocemos desde la adolescencia, nos vemos con frecuencia y tenemos las mismas inquietudes. Además, su estudio es súper-bueno, ideal para lo que buscábamos en “Muzik”, sobre todo dar mucha importancia a las texturas del sonido. Estuvimos diez días con él modificando lo que habíamos grabado en nuestro estudio de Barcelona.
Por otro lado, el directo es fundamental en vuestro caso. ¿Cómo trasladáis “Muzik” a las tablas? Los temas de “Muzik” son más versátiles que los anteriores al tener tramos de subidón y vaciados. Si queremos alargar una parte nos podemos quedar en ella tres minutos y llevarla arriba. Esos temas se prestan a jugar con ellos en los conciertos para crear diferentes emociones en el público.
Pero tratando de hacerlo más sencillo que en la época de “Subiza”, cuando comentabais que a veces resultaba complicado trasladar el sonido del disco al directo. Sí, hemos simplificado mucho las canciones, incluso las más antiguas, que suenan mucho mejor. Para entendernos, “Subiza” era como una especie de “Sgt. Pepper’s” que mostraba todo los componentes a la vez, teníamos un montón de pistas que pasábamos por un sampler al mismo tiempo y, en ocasiones, sonaban de aquella manera… Era muy difícil lograr que sonaran adecuadamente con tanto elemento. Ahora, con una mayor simplicidad, sonamos mil veces mejor, mucho más contundentes y limpios.
Sigue llamando la atención vuestra adaptación a cualquier tipo de espacio o festival. Tocaréis en el FIB, pero también lo haréis más adelante en eventos más modestos. Actuéis donde actuéis, vuestra música siempre encaja. ¿Sois conscientes de que vuestro estilo es capaz de llegar a toda clase de público? Es habitual que nos programen en las últimas horas. En esos momentos la gente quiere música de baile y por eso encajamos en esa franja. Somos muy versátiles y podemos encajar tanto en una sala pequeña como en un festival grande. Además, también nos hemos currado bastante el light set. Creo que nuestro directo funcionará bien en los festivales de este verano, estamos muy motivados.
Habéis editado “Muzik” en vuestro propio sello, PHLEX. ¿Qué os empujó a fundarlo? Todo empezó con el single “Crystal” el año pasado, fue nuestra primera referencia. Básicamente, sucedió que habíamos acabado el contrato con Mushroom Pillow, se nos presentó la oportunidad y pensamos que, con todo lo que tenemos a nuestro alcance hoy en día gracias a Internet, lo mejor era hacerlo todo nosotros mismos: nosotros nos lo guisamos, nosotros nos lo comemos. Nos da mogollón de libertad para hacer lo que queramos.
Esa sería el principal beneficio. ¿Y los inconvenientes? Este cambio requiere que le dediques tiempo todos los días, no puedes sacar el disco y ya está. Tienes que estar maquinando constantemente detalles como qué vídeo sacar, dar caña a las redes sociales… Nada que no haga nadie que tenga una banda en la actualidad.
Además de vuestra música, ¿editaréis en el futuro a través de PHLEX trabajos de bandas y artistas ajenos? No nos cerramos a nada. De momento, estamos centrados en “Muzik” y, más adelante, ya veremos si sacamos a alguien o no. No tenemos un plan maestro de dominación mundial [risas]. Nos mola más que las cosas vaya surgiendo de manera natural.
Habéis hablado en varias ocasiones de vuestras influencias, pero es posible detectar la vuestra propia en nuevos grupos, sobre todo españoles. ¿Os veis como influencia de otros? No lo sé… Quizá haya cosillas que nos recuerden a nosotros o que nos hagan pensar que una determinada banda ha escuchado los mismos grupos que nosotros. Si hemos influido a alguien, me hace mucha ilusión y me llena de orgullo, la verdad.
Dada vuestra evolución a lo largo de los últimos años, ¿os consideráis como un grupo de música de club más que miembros de la esfera indie en la que se os incluyó desde vuestros inicios? Nos encontramos un poco a medio camino entre ambos mundos. Podemos gustar tanto a una persona aficionada al indie como a otra que prefiera la música de club y le apetezca escuchar algo más suave. Creo que es una ventaja poder contar con ese crossover.
Desde fuera de nuestras fronteras continúan prestando atención a cada paso que dais. No habéis perdido vuestro poder de atracción sobre los medios especializados extranjeros… Es algo que se agradece. Estados Unidos es, junto con España, nuestro principal mercado. Hemos dado la vara bastante en Estados Unidos, hemos tocado allí veinte veces o más. Aquel es un mercado en el que, cuanto más apareces, más creces. Pero hay que empezar desde abajo y avanzar poco a poco. [Más información en el Facebook de Delorean] [Fotos: Rafa Castells]