¿Necesitas un libro que te cambie un poco este verano? Pues has de saber que “Pensamientos Desde Mi Cabaña” puede incluso cambiarte la vida.
Vivimos los tiempos que vivimos y, por lo tanto, tenemos las reacciones que merecemos… siempre que sepamos prestarles atención, claro. Vivimos unos tiempos convulsos en los que (presuntamente) estamos asistiendo en directo al resquebrajar del capitalismo desaforado. Puede que al final todo sea una ilusión y el capitalismo se vaya de rositas, pero hay indicios suficientes para pensar que las conciencias están despertando y que, de alguna forma u otra, todo el mundo acaba pensando lo mismo: no vamos bien, no podemos seguir así, algo tenemos que cambiar. Algunas de esas conciencias son más articuladas que otras, y unas pocas incluso están reaccionando de forma poderosa para acelerar el cambio o, por lo menos, para abrir líneas de debate.
En este último caso se encuentra la editorial Errata Naturae, que hace ya unos años que abriera una verdadera línea de libros destinados a poner en tela de juicio cómo el hombre se relaciona con su entorno, siempre visto desde un canto de amor waldeniano hacia el retorno a la naturaleza. En esta línea editorial se circunscribe una de las más maravillosas y concisas perlas jamás publicadas por Errata Naturae: “Pensamientos Desde Mi Cabaña“, un ensayo (en su acepción japonesa clásica) en el que Kamo no Chōmei lanza al mundo una reflexión desde la soledad de su vida ascética como ermitaño en medio de la naturaleza
Es una reflexión que se estructura en dos partes bien diferenciadas que vienen después de una especie de apertura en la que Kamo no Chōmei deja bien clara la ideología budista del texto que vendrá después. “El fluir del río es incesante, pero su agua nunca es la misma. Las burbujas que flotan en un remanso de la corriente ora se desvanecen, ora se forman, pero no por mucho tiempo. Así también en este mundo son los hombres y sus moradas“, escribe el autor en el primer párrafo de “Pensamientos Desde Mi Cabaña” haciendo referencia directa a lo efímero de la existencia humana, a la transitoriedad de la existencia y a la insignificancia del hombre que es precisamente una de las bases de toda enseñanza (que no doctrina) budista.
A partir de este trampolín idoesincrático, Kamo no Chōmei salta hacia una maravillosa floritura historicista y explica todas las catástrofes que asolaron la ciudad de Kioto en un período de tiempo realmente corto a finales del siglo XII: terremotos, incendios y decisiones políticas que hicieron que los habitantes de la urbe vieran cómo sus casas cayeron una y otra vez, y con ellas las vidas que todo ser humano construye entre las paredes de su morada. Y, de lo general (los datos históricos), Kamo no Chōmei se dirige a lo concreto: su propia historia y cómo, por vicisitudes de la vida, decide abandonar la ciudad e ir a vivir a la naturaleza.
Lo interesante en su caso es que no decide “instalarse” en la naturaleza, sino que prefiere optar por una cabaña que sea en sí misma transitoria y efímera, que pueda mover en dos carretas sin ningún tipo de problema. Y justifica su decisión en reflexiones tan certeras como la que sigue: “Los poderosos, por su parte, viven ambicionando siempre una mayor fortuna. Los humildes que deciden vivir solos reciben el desprecio de la gente. Los que tienen muchas posesiones acarrean muchos desvelos, mientras que los desposeídos padecen incontables sufrimientos. Aquel que busca ayuda se convierte en esclavo y el que se da a los demás queda prisionero de su propio afecto. El que acata las reglas de este mundo sufre en consecuencia, pero el que no lo hace se nos presenta como un loco. Donde sea que vivamos y hagamos lo que hagamos, ¿es posible acaso que por un solo instante hallemos cómo descansar nuestro cuerpo y cómo apaciguar nuestro corazón?“.
Ahora bien, lo interesante de “Pensamientos Desde Mi Cabaña” es que Kamo no Chōmei no se limita a la reflexión y en la contemplación: el suyo es un caso clarísimo de activismo movido por convicción, así que resulta del todo natural que el autor acabe ofreciendo al lector consejos realmente candorosos. “He dividido mi cuerpo y le he dado así dos usos: mis manos son mis sirvientes mis piernas mi vehículo, y ambos me responden de forma satisfactoria. Cuando mi mente o mi cuerpo están fatigados, me doy cuenta enseguida y descanso; cuando los sé fuertes, los empleo. Digo “empleo”, pero naturalmente, no los hago trabajar en exceso. Si un día no me siento con deseos de trabajar, no me avergüenzo. Por otro lado, ¿no es cierto que caminar a diario es beneficioso para la salud? ¿Qué ganaría con estar siempre ocioso? Es una falta hacer sufrir a los otros: ¿cómo podría entonces pedirles prestado su trabajo?“, como ejemplo de consejo realmente elocuente y aplicable en pleno siglo 21 por mucho que “Pensamientos Desde Mi Cabaña” se escribiera en el siglo XII.
Y eso es precisamente lo que hace que el ensayo de Kamo no Chōmei sea totalmente relevante en pleno año 2018: el hecho de que el mundo que hemos construido como sociedad nos ofrece continuos signos de transitoriedad, de cataclismo incluso… Y puede que la opción de irnos a vivir a la naturaleza, es más, de hacerlo en una cabaña efímera en sí misma, no entre dentro de las prioridades ni de los mayores fans de Thoreau, pero lo que está claro es que “Pensamientos Desde Mi Cabaña” invita a una reflexión que ha de ser mucho más que bienvenida, sobre todo porque el texto de Kamo no Chōmei está escrito con una maestría realmente sublime, a medio camino entre la poética contemplativa y el minimalismo despojado del haiku (hay que quitarse el sombrero ante una traducción que conserva ambas características).
También porque la edición de “Pensamientos Desde Mi Cabaña” es una joya en sí misma: el texto de Kamo no Chōmei, que realmente se extiende poco menos de cincuenta páginas, se ve prologado por Natsume Sōseki y seguido por un postfacio de Jacqueline Pigeot y una reflexión de Tamamura Kyo. Lo interesante es que estos tres anexos consiguen ampliar el propio ensayo de Kamo no Chōmei, ofreciendo a veces visiones contradictorias que, más que chocar entre ellas, añaden capas de sentido realmente deliciosas. Al fin y al cabo, “Pensamientos Desde Mi Cabaña” es un librito de 150 páginas ideal para leer del tirón en cualquier momento de tu vida… Sabiendo que, quieras o no, va a cambiarte un poquito la existencia. [Más información en la web de Errata Naturae]