Si ya conoces la Fábrica Moritz, entonces sabrás sobradamente que es un proyecto gigantesco en el que la icónica marca de cerveza barcelonesa ha cogido un espacio realmente amplio para ir completándolo con múltiples proyectos como el restaurante, el wine bar o, ahora, la M-Store. Esta tienda con clara vocación ‘collector‘ nace con una intención básica: proporcionarle al fan del espíritu Moritz todo un conjunto de productos que encajen perfectamente en ese espíritu. Diseño, moda, creatividad, gastronomía, mundo editorial… Moritz demuestra, una vez más, que se ha convertido en la cerveza barcelonesa por excelencia no sólo porque entiende perfectamente el estilo de vida de los habitantes de la Ciudad Condal, sino que forma parte irremplazable de él.
La M-Store, a sabiendas de que la vida en Barcelona es un estrés y que hay que estar totalmente al día si no se quiere perecer en el intento, se renovará por completo cada cuatro meses: conservando un eje central, toda la tienda cambiará por completo para adaptarse a una temática, siempre bajo la atenta mirada de su “concept designer” y diseñador de contenidos Chu Uroz. La primera de estas temáticas, inaugurado el pasado mes de diciembre, fue “urban picnic”, y precisamente por eso trajeron desde Londres la bicicleta de edición limitada Brompton by Moritz, diseñada con los colores de la marca e incluyendo una bolsa con compartimentos refrigeradores para poder transportar tus cervezas Moritz.
Porque este es otro de los puntos fuertes de la M-Store: su selección de productos exclusivísimos (muchos de ellos de colección y creados específicamente para la firma). Esta selección se realiza, precisamente, a través de los diferentes partnerships que ya ha establecido Mortiz con marcas como Munich (con quien ya va creando zapatillas desde el pasado 2009), La Central (la selección literaria será cosa de ellos), los caramelos de autor de Pappabubble, las galletas artesanas de Kukis, los objetos para la cocina de Cooking The Kitchen Company, los exclusivos cuchillos Opinel, las Moleskine de Moritz, las bolsas recicladas de Vaho… Y mucho más. Eso sin contar, claro, todo un conjunto de productos mucho más daily, tal y como los panes Triticum (creación del maestro panadero Xevi Ramon), una selección editorial de diarios y revistas, una selección musical realizada por los responsables de CD Drome y, evidentemente, la propia cerveza Moritz. Cada vez más, la Fábrica Moritz (en el número 39 de la Ronda Sant Antoni) se está convirtiendo en una mini-ciudad en la que perderte durante horas. ¿O deberíamos hablar ya de una Moritz-ciudad?