La noche cayendo en un bosque, una hoguera ardiendo y una mujer a su vera, intentando entrar en calor: una portada de lo más descriptiva, de esas con las que resulta fácil especular con el género que oculta la música tras ella. En efecto, nos encontramos frente a algo descaradamente folk, en particular ante el nuevo trabajo de la multiinstrumentalista americana Laura Gibson, artista que ha ido entrando progresivamente en la activa escena de la costa oeste americana de la mano de gente como Colin Meloy (de nuestros adorados The Decemberists), Matt Ward o Laura Veirs. Obviamente, estas relaciones pueden ayudar a encauzar una carrera, pero la verdadera valía debe demostrarse a la hora de presentar trabajos, y Laura Gibson se había ganado el crédito suficiente con sus discos anteriores, especialmente con aquel notable “Beasts of Seasons” (Hush, 2009) que tiene casi tres primaveras. Tres años después de su último lanzamiento, esta cultivada mujer afincada en Portland nos ofrece “La Grande” (Barsuk, 2012), un disco fugaz y relativamente variado en el que hay espacio para muchas de las vertientes más populares del género.
Comienza con el ritmo cabalgante de la canción homónima, con esa percusión tan típica de película ambiantada en el medio oeste americano, pero rápidamente levanta el acelerador para adentrarse en terrenos más delicados, tranquilos e íntimos como los que plantea en “Milk Heavy, Pollen-Eyed” o en la bonita “Lion/Lamb“. “Skin Warming Skin“, que tiene madera de single, suena familiar pero no conseguimos situarla de primeras. Evidentemente, todo se aclara cuando descubrimos que Joey Burns de Calexico participa casi en la totalidad de este “La Grande“, lo que explica la adopción por parte de Gibson de ese sonido característico de la banda de Arizona para la producción de su nuevo trabajo, que por cierto, le dota de una originalidad que se agradece. A partir de ahí, el resto de temas se suceden sin excesiva novedad, respetando las directrices ya comentadas: hay momento todavía para momentos inspirados como en “The Fire” o en la animada “Red Moon“, en la que colaboran otros habituales como son el trío que se esconde detrás de The Dodos, aunque en líneas generales el trabajo sufre un pequeño bajón en su segunda parte, debido en parte al peligro que corres de caer en lo repetitivo al encontrarte tan encasillado en un género.
De cualquier manera, Laura sale airosa del desafío de su tercer disco, una grabación ciertamente trabajada en la que más allá del conjunto de colaboraciones que ha conseguido reunir para su causa, da una vez más muestras de un talento que empezamos a creer que resulta inherente a los músicos de ese estado tan arty que es Oregon. “La Grande” es un paso más en su carrera, y aunque no parece el definitivo con el que vaya a dar el salto de popularidad necesario para salir del circuito underground en el que todavía milita, si que es uno más con el que apuntalar una trayectoria humilde y respetable de otra de las Lauras que merecen ser admitidas en ese exclusivo club de cantautoras folk anglosajonas.