Desconozco si la fecha de lanzamiento de “Hand. Cannot. Erase.” (Kscope, 2015) ha sido deliberadamente escogida alrededor del día de la mujer. Sea como sea, ha coincidido. Y no puede ser más pertinente, porque la nueva obra de Steven Wilson es, en cierta parte, un disco feminista. A partir de la historia real de Joyce Carol Vincent, el genio del rock progresivo nos invita a reflexionar sobre el papel de la mujer a día de hoy, sobre la lacra de la violencia doméstica y sobre la alienación general de una sociedad cada vez más deshumanizada.
Estructurado como si de una película o de un libro se tratara (con principio, nudo y desenlace), “Hand. Cannot. Erase.” se erige como homenaje a la figura de Vincent, que fue encontrada muerta en su piso al cabo de dos años de fallecer, sin que nadie la hubiera echado de menos durante todo ese tiempo. La televisión todavía estaba encendida. Una imagen terrible, que en manos de Wilson adquiere muchos matices y perspectivas. Así, los primeros cortes del álbum nos muestran la visión más optimista pero, según va avanzando el disco -y, por tanto, la narración-, todo se vuelve más oscuro y trágico.
No es la primera vez que el líder de Porcupine Tree comparte sus inquietudes acerca de la sociedad actual. De hecho, su nuevo disco tiene puntos en común con el imprescindible “Fear of a Blank Planet” (Roadrunner, 2007) de su banda. Tampoco es noticia que Steven Wilson demuestre su gran talento como compositor, productor e intérprete (aunque hay que decirlo más). Pero es en “Hand. Cannot. Erase.” donde ha encontrado un equilibrio mayor entre todas sus facetas. El virtuosismo al que nos tiene acostumbrados, tanto el suyo propio como el de todos sus acompañantes, está al servicio de las canciones y de las distintas fases de la historia. Nada parece gratuito y todo emociona como nunca.
El talón de Aquiles del genio Wilson sigue siendo algunas de sus letras, que a veces pecan de demasiado simples y tópicas. Sin embargo, al lado de la potencia y originalidad musical, este defecto pasa casi desapercibido. ¿Cómo vas a reprocharle nada a un disco que te ofrece momentos de intensidad tal como “Happy Returns”, “Ancestral” o “Routine”?
Por último, un mensaje a los fans de Porcupine Tree: podéis (podemos) estar tranquilos. Aunque los rumores de su reunión para 2016 no sean ciertos, tenéis (tenemos) entre manos una discografía en solitario de Steven Wilson que empieza a ser, por lo menos, igual de destacada que la de su grupo. “Grace For Drowning” (Kscope, 2011), “The Raven That Refused To Sing” (Kscope, 2013) y este “Hand. Cannot. Erase.” son motivos más que suficientes para disfrutar de un músico que parece no tener techo.