Aquí va una pequeña reflexión sobre el gran sinsentido que siguen siendo los Grammy… Por mucho que nos intenten convencer de que se han modernizado.
La última entrega de los Grammy, que prometía ser una gala que marcara el avance de los premios hacia la globalización y la modernidad y que abandonara muchas de las faltas de las que estos premios todavía adolecen (politiqueos, compra de premios, filosofía woke mal ejecutada…) ha sido… como todas las anteriores. Bueno, en realidad, no. Bad Bunny abrió la gala con su actuación, así que ya se le puede conceder a la organización el premio a “Personas no racistas del mes”. (Aplausos).
Abro con este chiste tan pegadito a la línea de banda porque, siendo sinceros, los Grammy no han cambiado ni un ápice. Sigue siendo imposible para un músico negro pensar en ganar el Grammy al Mejor Álbum, a no ser que estemos hablando de Beyoncé (y aquí sería interesante considerar por qué estamos hablando de Beyoncé, máximo objeto de deseo masculino del siglo 21, y no de otros artistas negros). Más imposible todavía para un músico hispano o latino. Porque nosotros ya tenemos esos Grammy Latinos que, oye, están bien, pero ni siquiera en la propia industria se les considera el mismo pedigrí que los no latinos.
Que es verdad que han creado un premio a Mejor Disco de Música Urbana (lol) y que a Rosalía le han dado el Grammy a Mejor Álbum de Rock o Alternativo Latino (loooool). Pero, otro año más, estos premios no han galardonado a los mejores en sus respectivos campos, sino a gente que les cae bien. Tal cual.
Porque me encanta Beyoncé, pero no sé yo si “Rennaissance” es el Mejor Disco de Electrónica. También me cae bien Lizzo, pero no entiendo que haya ganado el Grammy a Mejor Canción cuando, por ejemplo, no conozco a nadie que la escuche (si alguien sí la escucha, se lo decís a mi jefe… ¡Acepto la bronca!). Y me encanta, es más, adooooro a Harry Styles, pero ni de coña ha hecho el Mejor Disco de este año. Ese honor, sin importar el hecho de que sea latino y hable mi mismo idioma, es para Bad Bunny. “Un Verano Sin Ti” ha sido el mejor disco de 2022. DE LEJOS. Pero Bad Bunny es de Puerto Rico y no de California.
Bajo mi punto de vista, que hago música y fantaseo mucho con la idea de ganar un Grammy algún día, cuanto más tiempo pasa, más y más se me hunden estos premios. Por poner un ejemplo: en años recientes, he tenido que ver cómo a J. Cole o Travis Scott, dos de los mejores raperos de mi generación, les han negado Grammys mientras se los entregaban a Cardi B y a Megan Thee Stallion (lo que puede leerse como un intento de adherirse al feminismo o como una rendición ante la artista femenina hipersexualizada).
Es verdad que entiendo, respeto y apoyo la posición de artistas como The Weeknd o Frank Ocean, que pasan olímpicamente de estos premios… Pero lo cierto es que me da pena. Lo que se supone que es una celebración de la música y de los artistas que todos escuchamos globalmente, al final es una fiesta política que deja a la música en un plano cada vez más alejado.
Y pinta aún peor para nosotros, la gente latina, negra, asiática y demás etnias que no tengan el inglés como lengua materna. En nuestro caso, aunque firmemos el mejor disco de todo este siglo XXI, nunca ganaremos un Grammy porque, simple y llanamente, no hablamos inglés. Al menos, nos queda la consolación de que en los Grammy Latinos no hay tanto chanchullo… Otro motivo más para sentirte orgulloso si hablas español. [Más información en la web de los Grammy]