Las expectativas estaban realmente altas… y Santigold las ha enculado a base de bien. Da igual lo escuchado en su primer trabajo y da igual aquel excelente temazo que fue (y es) “Go!“. Lo que importa ahora mismo es “Big Mouth” por dos motivos básicos. El primero: el video que se ha marcado Cody Critcheloe que debería convertirse a la de ya en el epítome máximo del feísmo (por cierto: somos muy fans de las tiparracas haciendo el paso del T-Rex y de Santi bailando con menos gracia que una bobozuda de 60 años). Y el segundo: este temarral de la vida en el que parece que Santigold se aplica las máximas de la Björk de “Médulla“. Es decir: reducirlo todo al mínimo. Pero sin dejar de pagar el tributo imprescindible al Dios de la farra tribalista. Y mientras otras se vuelven loquers con capas y capas de chonismo digital, lo de “Big Mouth” es, como se decía unos años, puramente orgánico.