“Emosido Engañado” es un meme icónico… Pero también es el título del cómic en el que Eduardo Sabio habla de la España de la que nadie habla.
“Emosido Engañado” es uno de los memes más célebres de los últimos años. Seguro que lo conoces: una ventana enrejada del típico edificio de extrarradio luce dos palabras pintarrajeadas con mala letra, una encima (“emosido”) y otra debajo (“engañado”). Y puede que se haya convertido en moneda de cambio común para cualquier aficionado al mundo meme, pero también es la expresión directa de algo intrínseco a la actualidad de nuestro país.
Porque, de alguna manera u otra, los tres grandes Jinetes del Apocalipsis de la actualidad española tienen nombres propios: Descontento, Precariedad y Polarización. Pero, claro, Descontento queda muy esnobista. Es algo que no diría alguien de la calle. Alguien de la calle, alguien sentado en una barra de bar de barrio después de su segunda cerveza en solitario viendo las noticias de la televisión del lugar, lo que diría es precisamente lo que alguien decidió pintar en una ventana sin saber que quedaría inmortalizado como meme.
“Emosido Engañado” es, a la vez, el título del debut de Eduardo Sabio en el mundo del cómic después de encadenar diferentes trabajos como ilustrador que se nota que le han curtido y ayudado a la hora de definir su estilo. Lo tiene claro: su imaginario estético es algo así como si Miguel Ángel Martín y David Sánchez viajaran al mundo de “Hora de Aventuras” después de haberse puesto hasta el culo de setas alucinógenas. Un estilo que, por otra parte, le viene que ni pintado a la trama de su primera novela gráfica.
Por mucho que, por otra parte, resulte francamente difícil expresar con palabras de qué va la trama de “Emosido Engañado“. Hay muchas tramas, y la mayor parte de ellas demandan la participación activa del lector para acabar de armarlas en su cabeza, ya que todos los elementos narrativos flotan por encima de las páginas de forma ingrávida y misteriosa, pero tremendamente hipnótica. Puede decirse, para empezar, que el debut de Sabio es un retrato de la vida de un pueblo durante todo un año (hay doce capítulos y cada uno de ellos corresponde a un mes desde enero hasta diciembre).
Y, ojo, repito: la vida de un pueblo. No de una ciudad. No de una gran ciudad. No de una capital de provincias, ni mucho menos. El pueblo que retrata Sabio nunca se sitúa geográficamente en ningún lugar de la península, pero se intuye que es el típico pueblo al que no llegan ni los ecos de la vida moderna de ciudad. Esa es, precisamente, la segunda trama posible de “Emosido Engañado“: el retrato del tiempo en suspensión y del inmovilismo típico de la España rural, la España vaciada, la España invisible o como quiera que se le llame ahora.
Eduardo Sabio sigue las vivencias de todo un conjunto de personajes que, más que personajes, son clichés de todo pueblo rural: el borracho del bar, el fachita con pulserita de la bandera de España, las ancianas que ven la vida pasar, el joven sin futuro ni ganas de tenerlo. Todos ellos viven (o, más que vivir, existen) a través de un conjunto de celebraciones típicas de cada uno de los meses del año: el carnaval en febrero, la procesión de Semana Santa en marzo, las fiestas de pueblo en verano…
Tal y como reflexiona el protagonista (¿o es un demiurgo omnisciente que observa a los personajes siempre desde la distancia?): “¿Sirve la tradición como vacuna contra la incertidumbre? ¿Contra la angustia? La inercia como argumento incontestable. Misa diaria, caza y pesca y olor a sobaco. Agarrarse con fuerza a lo que ya estaba con tal de no pensar que todo lo que vive nace sin querer, crece más o menos porque sí y al final se muere“. No hay mejor forma de definir de qué va “Emosido Engañado” que esta reflexión.
Por mucho que, de alguna forma u otra, otra de las tramas posibles y probables de esta novela gráfica sea la que aborda la relación entre dos de los personajes: el chico que vuelve al pueblo para verlo en perspectiva (¿el mismo autor registrando todo lo que ocurre para verterlo sobre las páginas de su debut?) y otra chica que ha probado suerte en la ciudad pero se ha visto obligada a volver al pueblo. Ha vuelto, eso sí, sin el rabo entre las piernas. Con la cabeza lo suficientemente alta como para seguir mirando al resto de pueblerinos por encima del hombro y afirmar cosas como que “queda algo de gente a la que conozco. Pero es gente a la que en cualquier otra ciudad evitaría“.
Inmovilismo de los que nunca marcharon. Eterno dilema moral de los que viven entre dos mundos (el pueblo y el no pueblo). Y, rizando el rizo, la última trama posible (aunque esta a lo mejor menos probable y tan solo fruto de mi imaginación), en la que Eduardo Sabio propone un juego de espejos entre la España rural representada y otra España mágica y ancestral que se entrelaza con la primera. Los gitanos, un chico con cuernos y una chica con tres ojos representan esa España atávica que habita en lo profundo de las repeticiones de la España rural. Un mundo bellísimo y salvaje que de nuevo remite a David Sánchez y que, de alguna forma u otra, la imposible pareja lleva escondida bajo la piel: ¿es casual que el chico tenga un tatuaje del gitano con cuernos y que la chica vaya a la piscina con un gorro de nadar con tres puntos tan similares a los tres ojos de la gitana? ¿O es, tal y como ya he apuntado un poco más arriba, un juego de espejos?
Que cada uno lea lo que quiera, porque la conclusión final es que esta es una de esas novelas gráficas en la que las capas de sentido se apilan unas sobre otras y es el lector el que decide hasta dónde quiere leer, hasta qué capa quiere levantar. También es el revés comiquero de la literatura de Kiko Amat, siempre tan afinada a la hora de retratar el no future de todos aquellos descastados que crecen en la periferia de las grandes ciudades (en este caso, muy lejos de las grandes ciudades). Pero, sea como sea, tanto en forma de mítico meme o novela gráfica, “Emosido Engañado” es la expresión definitiva de cómo se siente esa España de la que nadie parecer querer hablar. [Más información en el Instagram de Eduardo Sabio y en la web de la editorial Sapristi]