Ha de constar en acta desde un principio que en FPM somos muy fans del “para lucirlo hay que sufrirlo“, de ir hechos un pincel y con la sonrisa en la cara pero con una procesión de dolor mariano que va por dentro. Aun así, se agradece cuando una marca intenta ponerte las cosas fáciles… Y ese es al caso de Socks League, el primer calcetín que, por estética, puede considerarse prêt-à-porter pero que, sin embargo, aplica todo un conjunto de innovaciones técnicas pensadas para hacerlos extremadamente cómodos. Todos los pares de Socks League traen zonas de menor densidad para facilitar la transpiración, además de incluir costuras exteriores en la puntera para evitar rozaduras y unos talones amplios que apuesten directamente por la comodidad absoluta.
Y lo mejor de todo es que lo dicho no va en contra de la estética, ya que los creadores de Socks League tuvieron claro desde un principio que una cosa no va reñida con la otra. En sus propias palabras: “Queremos moda y algo más, historia y deporte. Investigamos en el archivo del D-hub y encontramos calcetines de los siglos XVIII, XIX y XX fabricados en Barcelona o en París, pertenecientes a condes, obispos, burgueses o enamorados que se dedicaban palabras de amor en tan inusual lugar y que nos han servido de guía“. Óscar Quiles (diseñador industrial) y Jorge Zuazo (diseñador), barcelonés el primero y madrileño el segundo, lo tuvieron más que claro a la hora de fundar Socks League y basar su producción en un fabricante de Malgrat de Mar que ha dedicado su vida a la fabricación de calcetines de competición: el soporte técnico debía ir envuelto en estampados geniales y a la moda, además de utilizar el mejor algodón mercerizado, peinado, gaseado, y poliamida Lycra.
Sólo podemos decir: gracias, Socks League. Ahora ya somos un poco menos partidarios del “para lucirlo hay que sufrirlo“.