Antes de lanzarte a opinar sobre terrorismo, mejor calla… y lánzate directamente a leer “Los Caballos de Dios”. Mahi Binebine sabe de lo que habla.
Esto es el cuento de nunca acabar: el racismo europeo es una serpiente que muerde su propia cola y se alimenta de sí mismo sin mirar directamente el punto de partida de toda esta problemática. La era de la información tiene muchas cosas positivas, pero también otras que no lo son tanto… Paradójicamente, vivimos en un momento en el que la desinformación está a la orden del día y en el que hay mucha gente que sigue pensando que, si sale en la televisión, pues será verdad, ¿no? Todos ellos deberían leer un libro como “Los Caballos de Dios” de Mahi Binebine.
Al fin y al cabo, esta novela ofrece una visión realista de ese terrorismo del que mucha gente opina pero al que conocen (o se han interesado por conocer) realmente pocos. En “Los Caballos de Dios“, publicado ahora en nuestro país de la mano de Alfaguara, Binebine ha incluido muchas de las claves necesarias para entender una cuestión muy compleja. Y si te estás preguntando quién es Binebine para pontificar sobre el tema, tendrás que saber que su carrera le avala: nació en Marrakech, estudió Matemáticas en París y acabó dedicándose a la pintura, la escultura y la literatura. Su obra ha conseguido entrar en la colección permanente del Guggenheim de Nueva York. ¿Suficiente para que te fies de su palabra?
“Los Caballos de Dios” está protagonizado por Yashin y su pandilla “Las Estrellas de Sidi Moumen“, un equipo de fútbol con el que consiguen escapar de la oscuridad de sus vidas en una barriada a las afueras de Casablanca donde la pobreza, las drogas y la falta de oportunidades son la constante. Una constante que hace que, cuando les ofrecen “acceso directo al Paraíso”, los protagonistas no duden ni un instante a la hora de subirse al carro… Aunque, sin saberlo, sea un carro que les lleve hacia los atentados que sacudieron Casa Blanca en el año 2003. De repente, lo que parecía una ficción cae del lado de la realidad. Y el impacto es mortífero. Como un impacto de bala.