Si hay una celebrity que le ha sacado buen provecho al año que se fue, esa ha sido Kate Moss. La inglesa es la prueba viviente de que los cuarenta pueden ser los nuevos veinte, y en los últimos meses ha currado tanto o más como cuando era una modelo veinteañera: fue portada de Playboy, confirmó que volvió a saltar la chispa del amor con TopShop y que habría nueva colección con la firma bajo su nombre y supervisión y, para más inri, recibió un premio honorífico en los últimos Brit Fashion Awards. No está nada mal para una mujer que siempre ha vivido al filo y a la que hace unos años se la enterraba en vida. La Moss está imparable, y en 2014 seguirá con esa buena costumbre que ha cogido de no decir que no a nada y de demostrar que si hay alguien que parte la pana en el mundo de la moda hoy en día, es ella, que es capaz de ser la nueva imagen para una firma tan juvenil como Eleven Paris y salir airosísima del intento.
Para posar para la firma francesa, Moss se ha puesto a las órdenes del fotógrafo Craig McDean, que ha captado a la perfección ese espíritu noventero que tan popular hizo la modelo pero añadiéndole la elegancia que la modelo ha ido adquiriendo con la edad. Dicen los responsables de la firma que su elección fue fácil porque es una mujer que siempre ha tenido un pie en la moda y en la música, y Eleven Paris presume de ser una marca con un marcado espíritu rockero (mítica es ya su campaña con Lenny Kravitz y Daisy Lowe). Así que han pillado a la modelo, le han plantado un look natural (cara levada, pelo recogido), le han puesto las mejores galas de la próxima primavera y se han marcado una campaña de esas que recordaremos durante mucho tiempo y que nos pone en la cara dos prendas que van directas a nuestra wish list para esta temporada.